1) La pareja como compulsión, donde inconscientemente reclutas a la persona adecuada no para ser feliz (que es lo que conscientemente crees que estas haciendo) sino impulsado por asignaturas pendientes para tratar de o justificar a alguno de tus padres, o para demostrarle algo a alguno de tus padres, o para comprobar que “todos los hombres son de tal o cual modo” o que “todas las mujeres son de tal o cual modo”, o para tratar de entenderle la cabeza a alguno de tus padres de como fueron capaces de hacer XXX, o para hacerles un mandado a alguno de tus padres que querían vivir a través tuyo una asignatura pendiente de ellos y te pidieron (la mayoría de las veces telepaticamente pero a veces directamente) vivir determinada vida “por ellos”, o para salvar a determinada persona de algo ya que no pudiste salvar a tu padre o a tu madre de algo, y tantas otras “compulsiones inconscientes” que nos llevan a elegir a nuestra pareja por el motivo diferente al que creemos que la estamos eligiendo.
2) La pareja como terapia, que es una variante de la anterior y tiene lugar cuando terminas de aprender las lecciones principales de vida a través de lo vivido en la pareja y estas pronto así para el tercer tipo de pareja.
3) La pareja como disfrute, donde reclutas a la persona adecuada (y viceversa) para gozar de la mutua compañía en el viaje por la vida.
El objetivo obviamente, es pasar de 1 a 2 a 3.
Cuando lo logras, la vida te empieza a sonreir, porque es muuuucho mejor estar bien acompañado que solo (si bien es cierto que es mejor estar solo que mal acompañado)
Algunas personas privilegiadas entran directamente a 3.
Otras nunca salen de 1.
Quedarse en 2 es como nadar para morir en la orilla.