Antes de empezar tu camino de crecimiento personal en el terreno del crecimiento espiritual, o sea de las verdades ultimas de la existencia, crees que todo lo que ves, oles, tocas, etc, existe.
Obvio que existe ¿no?
No.
Buda decía que cuando te iluminas (forma de decir “cuando te cae la ficha sobre las verdades ultimas de la existencia humana”) te das cuenta que todo lo que te rodea es “ilusión” (maya, en términos budistas) y que nada existe salvo la conciencia del observador.
Genio Buda, porque se dio cuenta intuitivamente lo que hoy la física quantica te lo demuestra (aunque le rompa la cabeza a uno darse cuenta) de que cuando empezas a dividir y dividir la materia, no encontras átomos, como creen los que no saben de física quantica, y ni siquiera encontras partículas subatomicas, sino que cuando dividís y dividís y dividís las partículas subatomicas al final te encontras con … matemáticas, o sea, información.
Dicho de otra forma, la física quantica descubrió hace mas de 70 años que efectivamente, nuestras conciencias viven en un Matrix.
Pero cuando llegas a captar realmente la idea (para explicarlo escribi este videolibro http://robertolazar.com/libro-iv-donde-estas-el-bag-bing/) y llegas al equivalente a la iluminacion que Buda llegó sin saber de física quantica, solo intuyendo durante sus meditaciones, te podes perder el objetivo de la vida que es el objetivo de quien haya diseñado este Matrix al cual nuestras conciencias se “conectan” al nacer (Start Game) y desconectan al morir (End Game) quizás con varias corridas sucesivas del juego (reencarnaciones).
Y es que este Matrix es un curso de aprendizaje para las conciencias conectadas, diseñado de tal forma que lección que no aprendes, repites y repites y repites hasta que lo termines aprendiendo (cambiando de pareja, de país, de trabajo, de lo que sea, la lección no desaparece sino cambia de ropajes, mágicamente y te aparece el mismo problema en otra situacion)
Y que a los efectos del aprendizaje, debemos tomar al “mundo” COMO SI fuera real en lugar de utilizar nuestra iluminación o nuestro conocimiento de física quantica para pretender que podemos escapar del objetivo de la vida humana: el aprendizaje del buen uso de nuestro libre albedrío, para fomentar la verdad, el bien (para lo cual uno debe desarrollar su capacidad de empatia y de amor) y la justicia.