Por mi función de consultante (para darle un nombre) sobre temas de crecimiento personal he conocido íntimamente la problemática humana de muuuuuuuchas personas.
Y una de las tantas cosas que he observado una y otra vez es como el ser humano trata de evitar pasar por determinados dolores que son necesarios de pasar, y que por tratar de evitarlos terminan pagando un costo de dolor mucho mayor aun.
En este caso me refiero al dolor del arrepentimiento, cuando uno se da cuenta que tomó decisiones equivocadas en la vida, que no tienen vuelta atrás, y que le bajan de alguna manera la calidad de vida en algún rubro (afectivo, económico, de sentido de la dignidad personal, por ejemplo cuando la decisión equivocada fue ser infiel y eso nos hizo perder un matrimonio, lo que sea que terminó perjudicándonos en nuestra vida tomando en cuenta todas las consecuencias positivas y negativas de la decisión tomada).
Darse cuenta de que uno le erró feo a una decisión de vida genera el arrepentimiento y el arrepentimiendo dueeeeele.
Ahi alguna gente lo que hace es mentirse a si mismo todo lo necesario para hacerse aparecer a si mismo como que NO se equivoco NADA (o minimizando la gravedad de su equivocación) y convenciéndose a sí mismo que lo que pasó fue PARA BIEN (lo cual no es cierto por más que haya habido consecuencias positivas, si las negativas son más que las positivas).
Ejemplo, conocí a una mujer que se divorció hace unos 15 años de un marido “convencional” porque “quería tener una vida con mucho mas romance y sexualidad picante en su vida y no se sentía suficientemente valorada por su marido”.
El marido era fiel, trabajador, buen padre de sus hijos y efectivamente como tantos maridos hacen, no le daba mucha importancia y energía a la relación de pareja.
Si esta mujer hubiera sido madura hubiera valorado lo que tenia en lugar de perseguir su ideal de romance y sexo picante (en los matrimonios de muchos años, como era este que tenia mas de 15 años, en general, con las excepciones que confirman la regla, el sexo ya no es picante sino rutinario y ya no hay romance en la relación)
Luego de divorciarse pasó por unas 6 relaciones de pareja con hombres muy inferiores en calidad humana a su ex y con relaciones de pareja de calidad muy inferior a la que tenia con su ex marido pero jamas aceptó esto, ella siempre al principio idealizaba a sus nuevas parejas.
Jamas aceptó que se había equivocado rompiendo su familia y dejando a sus hijos con padres divorciados y sufriendo ella y su ex como consecuencia del divorcio por no valorar lo que tenia y compararlo con un ideal utópico (claro, en las telenovelas hay pasión y sexo y romance, la vida real no es así luego de 15 años de matrimonio, en general)
Y justamente por no haber sabido arrepentirse “exigía” a sus parejas una calidad de comportamiento que a claras vistas por cualquier observador objetivo estos hombres eran incapaces de cumplir, y lo exigía porque era la única forma en que podía convencerse a si misma que se había divorciado con razón para “estar mejor”.
Entonces siempre caía en la misma noria repetitiva, al principio “inventaba la calidad de su nueva pareja” para verla tal como necesitaba verla para justificarse su anterior divorcio y luego empezaba a ver la realidad y luego venían meses de peleas donde ella se sentía defraudada porque el había mostrado una cara al principio y luego otra (la primera cara fue inventada por ella, la segunda cara era la que siempre tuvo)
Pongo este ejemplo pero hay mil variaciones del mismo tema: el precio que uno paga por no aceptar que uno se equivoco feo en una decisión de vida, o sea, por no arrepentirse, siempre termina siendo mayor y a veces muuuucho mayor al precio del dolor del arrepentimiento.
Posdata: que hubiera pasado si esta consultante hubiera aceptado rápidamente, digamos 2 años después de “ver el mercado real” de hombres alternativos y comparar lo que tenia no con su ideal utópico sino con la realidad de las relaciones de parejas reales, que se había equivocado feo y se hubiera arrepentido?
Primero quizás hubiera podido volver con su pareja que la seguía queriendo (después el se casó y tuvo un hijo con otra mujer, ya la cosa se había complicado como suele pasar). Digo quizás porque no siempre se puede superar un abandono, en general no, porque quedan cupones de rabia difíciles de levantar.
Segundo hubiera podido aceptar que NO iba a conseguir una relación de similar calidad para su vida a la que había dejado por “insuficiente” y en lugar de andar exigiéndole a los hombres que le probaran que había hecho bien divorciándose hubiera podido verlos por lo que eran, aceptar sus cualidades buenas y formar una relación real de aceptable calidad (inferior a la que tenia pero aceptable) en lugar de prenderle fuego a relación tras relación con sus locas exigencias (tratando siempre de cambiar a los hombres para que fueron como ella los idealizaba al principio de la relación).
En la vida es fundamental aprender a saber perder (aun en los casos en que la pérdida nos la ocasionamos nosotros mismos).