Toda elección implica perder algo y ganar algo (no hay mal que por bien no venga y no hay bien que por mal no venga).
Podemos elegir lo que queramos hacer, pero no podemos elegir las consecuencias de nuestras acciones, por lo cual toda elección es una e-lección, una lección en el manejo de las energías (“e” = energia en fisica) que tenemos a nuestra disposición, sea energía “empaquetada” en forma de dinero, de tiempo de vida, de recursos o de lo que sea.
Elegir entre algo bueno y algo malo es fácil, pero las elecciones muchas veces son …
1) entre dos cosas “malas” o sea, que ambas tienen un saldo neto negativo (pérdida) y en ese caso elegir bien es elegir la pérdida menor y saber aceptar la pérdida menor, o …
2) entre dos cosas “buenas” o sea, que ambas tienen un saldo neto positivo (ganancia) y en ese caso elegir bien es elegir la ganancia mayor y saber sacrificar (perder) la ganancia menor.
Es fácil para un político, por ejemplo, criticar una buena elección de gobierno, porque toda buena elección igualmente genera pérdidas (menores que las ganancias) … en ese caso todo lo que tiene que hacer el “opositor” es hacer hincapié en las pérdidas.
La calidad de nuestra vida depende, en buena proporción, de aprender a elegir bien, lo cual implica
1) saber hacer (y tener en cuenta) la lista COMPLETA de ganancias y pérdidas por cada “opción” que tenemos, tomando en cuenta no solo los efectos a corto plazo sino también las ganancias y pérdidas del futuro.
2) saber aceptar la pérdida menor y saber sacrificar la ganancia menor cuando hay que elegir entre sus cosas malas o dos cosas buenas, respectivamente.