Imaginate un niño chico de 8 años, para poner un ejemplo de edad, que está con su padre paseando y otro hombre se acerca lo insulta de arriba abajo y el padre no hace nada para defenderse.
Imaginate que eso no pasa solo una vez sino diez, o cincuenta.
Imaginate que no es por principios religiosos de poner la otra mejilla que el padre no se defiende.
¿Te podes imaginar algún tipo de trauma para ese niño cuando sea adulto?
Imaginate que en lugar de un niño sea una niña, la hija.
El razonamiento es el mismo.
Imaginate que en lugar de un padre la situación sea con una madre que es agredida y no se defiende.
El razonamiento es el mismo.
1) Si tu padre o madre aguantó infidelidades (lo cual es un insulto y una agresión) sin defenderse, y vos de niño/a lo sabias, se te genera un trauma de intentar luego intentar justificar el porque no se defendió a quien sea que haya sido engañado (o te sale una compulsión a justificar al engañador, o ambas cosas a la vez).
Y si te da por justificar al engañado/a, de ahí sale una compulsión a reclutar para tu vida alguien que te haga cornudo/a, porque el dolor que sufriste por empatía al ver a tu madre o padre en esa situación genera ese subpersonaje con esa compulsión a la repetición que intenta retroactivamente justificarla/o (o mostrándole retroactivamente que ERA posible defenderse, mandando a cagar a quien te cornea, para lo cual primero tenes que reclutar a quien te cornee).
2) La segunda situación que genera una vocación de cornudo/a (o dicho psicologicamente, genera al subpersonaje cornudo) es cuando una madre tuvo una relación demasiado compinche y cercana con el hijo, siendo emocionalmente mas cercano con el hijo que con su cónyuge, y de esa forma el niño siente el derecho a ser el novio de mamá PERO mamá se acuesta con ese otro hombre (si, es papá, pero para el niño ahi es “el otro hombre que se acuesta con la mujer que me quiere A MI) y de ahí sale el subpersonaje que para justificar esa situación sale de adulto a la vida con la creencia de “si me quiere, se acuesta con otro hombre”
Lo mismo para la niña cuyo padre hace una alianza emocional con ella demasiado cercana a expensas de la relación con su propia esposa y la niña sale luego a la vida con la falsa creencia de “si me quiere mucho se acuesta con otra mujer” (mi madre)
3) Hay una tercera situación en que se genera el subpersonaje cornudo y es cuando uno sintió algún tipo de “traición” o “daño” con respecto al comportamiento del padre o madre hacia uno y el subpersonaje recluta a un cónyuge o pareja infiel para sufrir traición o daño (pero en ese caso también puede servir una traición económica o de cualquier otro tipo porque lo que se está buscando es revivir la experiencia de traición, sea sexual o no, cualquier tipo de mentira y engaño y deslealtad son traiciones también y nos dañan)
En todas estas situaciones el subpersonaje (como siempre pasa) solo puede ser controlado llevándolo a la conciencia, con lo cual no por ello desaparece, pero ya allí uno se siente mas “victima” de su vida sino que se da cuenta como RECLUTO a una persona así PARA alimentar las heridas del subpersonaje, porque para ser cornudo en general uno no solo
1) recluta a la persona adecuada sino que ademas
2) la invita telepáticamente a serlo y
3) lo provoca, por acción o por omisión (porque la oportunidad hace al ladrón y hay que ser honesto pero ademas aparentarlo y si no te estuviste cuidando de estas dos cosas estabas provocando, como cómplice pasivo, la infidelidad de la cual fuiste objeto, o estuviste mirando para el costado cuando había evidencias de lo que estaba pasando.
Posdata: el subpersonaje herido por las infidelidades que sufrió mamá (o papá) tiene DOS motivaciones posibles
1) ser cornudo/a (o dañado, traicionado) para aceptarlo y asi justificar a papá o mamá (no es que haya sido tarada/o es que a todos nos pasa lo mismo)
2) ser cornudo (o dañado, traicionado) para MANDAR A CAGAR al infiel y mostrarle al padre o madre QUE DEBIA HABER HECHO cuando fue agredido/a.
Solo que para poder jugar a 2) primero tenemos que reclutar un periodo de 1) asi sea de una sola vez. En ambos casos, fue el subpersonaje NUESTRO cornudo el que generó la situación reclutando, invitando y provocando.
Si te pasó una vez puede ser casualidad.
Si te pasó dos veces sos vos el reclutador/a.