Hoy en mi país se suicidó un joven delincuente, buscado intensamente por la policía, que dos meses atrás mató a su novia, y que hace unos días mató de un tiro por la espalda a una cajera de un supermercado solo porque por los nervios ella no atinó a abrir la caja y entregarle la plata (menos de cien dolares había en la caja).
En el mismo robo al supermercado este delincuente (menor a 25 años de edad) le pegó un tiro al guardia de seguridad, que estaba en el suelo, intentando matarlo (está grave internado).
La madre de este joven y despiadado asesino había vaticinado, ayer mismo, que no se entregaría a la policía, que lucharía a muerte. O sea, la vida (ajena y propia) para este asesino no valía nada, no estaba dispuesto a vivir la vida que le tocaba vivir (en la cárcel por muuuuchos años).
Al verse rodeado por la policía prefirió morirse a seguir viviendo dado el futuro que veía para si, una vez apresado.
Lo que para los demás es solo un caso de “noticias del dia”, una anécdota mas, para mi es un símbolo de tantas y tantas personas, las comunes de todos los días, que no matarían una mosca, para quienes la vida “no les funciona bien”, que han pasado por mucho caos y muchas pérdidas (la mayoría de ellas autogeneradas por una conducta disfuncional) y secretamente, desde al menos un subpersonaje, tienen un deseo de que “termine esto de una vez” (esto = la vida), porque el pronóstico que tienen para su futuro es de mas sufrimiento, mas caos, mas soledad, mas sentimiento de culpa, mas desconcierto sobre como llegar a tener paz interna y felicidad.
Y asi, sin saber siquiera por que, tienen un tipo de fascinación por lo que representa “el fin de la vida”, la muerte, y las cosas relacionadas a ella.