Comer, rezar, amar

El libro “Comer, rezar, amar”, sobre la cual luego se hizo una película, con Julia Roberts, es autobiográfica.
La autora del guion Elizabeth Gilbert, habla de su propia búsqueda, que parece ser una búsqueda existencial, en el sentido de encontrarse a si misma, y su “aventura” parece ser muy “interesante” ya que “come en Italia, reza en India, encuentra su gran amor en Bali”.
La expresión quid en la frase anterior es “parece ser”, porque no es así, como lo explicaré a continuación.
La protagonista en la vida real jamás encontró realmente ni el amor de pareja estable, ni su propia identidad, porque fuese su vida como fuese, se termina aburriendo y sintiéndose insatisfecha.
La protagonista es, en realidad, alguien que sufre del trastorno borderline de la personalidad.
A una mujer borderline nada la “llena” por largo tiempo.
Le encuentra siempre el defecto a todo, tarde o temprano todo la aburre y no se encuentra a si misma en ninguna parte y en ninguna relación.
Cree que la culpa es de la vida que lleva o de la relación que tiene o del país en que vive, pero su incapacidad de ser feliz está en si misma.
Cuando el libro (y la película) termina con el supuesto “encontrar finalmente el gran amor de su vida”, el hombre del que finalmente se enamora en Bali, que supuestamente le dio “sentido” a haber roto su anterior matrimonio para poder salir en su “búsqueda aventurera por el mundo”, no cuenta como sigue la historia en realidad (porque para esa época recién la autora estaba en pleno “idilio” con ese “gran amor”)
La historia de esta mujer es así.
Elizabeth Gilbert estaba casada en un matrimonio absolutamente “normal” que hubiera satisfecho al 90% de las mujeres, marido fiel que la amaba, buen proveedor, sin grandes conflictos y obviamente también con defectos, como todo el mundo.
A pesar de ello ella se siente “mal”, sin darse cuenta que su malestar se origina dentro de ella y no es culpa de su matrimonio sino A PESAR de su buen matrimonio; se divorcia y sale a “encontrarse a sí misma” (cosa a lo que jamás llega una borderline por más que cada tanto se convence a si misma que lo hace).
Se enamora de otro pero descubre que tampoco es feliz ahí. Viaja a Italia se divierte, viaja a India para ver si a través de la espiritualidad llega a su centro, pero tampoco encuentra su centro ahí.
Sigue su peregrinaje exploratorio (como si la paz interna se encontrara cambiando de escenarios) y al final se convence a si misma que si, que ha encontrado al gran amor de su vida y se casa (con el brasileño que encuentra en Bali).
Poco después de casada con este hombre escribe un segundo libro que promueve lo opuesto que el primero, en el primero invita a la aventura (explorar, comer, rezar, amar) en el segundo promueve el compromiso con una sola persona sin esperar al príncipe azul.
Todas las lectoras románticas encantadas con eso (de ahi la popularidad del libro y la película, que es un relato de una borderline que muchos confundieron con la historia romántica de una buscadora del gran amor)
El dejar su anterior matrimonio y largarse “a la aventura” por el mundo, quedaba avalado, aparentemente, por el encontrar ese gran amor (aspiración femenina por excelencia que compartimos muchos hombres).
Pero la realidad de la historia, es que pocos años despues de escrito el libro y filmada la película, la mujer sobre cuya vida se escribió el libro y se filmó la película, se aburrió de su “gran amor”, lo dejó, y se puso en pareja lesbiana con una amiga, de la cual era amiga incluso antes siquiera de divorciarse del primer marido y empezar sus “aventuras”.
La excusa de ahora para el nuevo cambio rotundo en su vida es que “la amiga tiene cáncer”.
¿No podes acaso quedarte casada con tu gran amor y cuidar de tu amiga en su fase terminal de cáncer?
Obvio que si.
Pero una mujer (u hombre) borderline siempre tiene una excusa (a la cual se cree a si misma) para tirar todo por la borda en su vida y justificar su incapacidad de mantener el rumbo de su vida.
Me permito hacer un vaticinio: si te fijas en unos años mas, veras que su búsqueda del sentimiento de paz y tranquilidad y amor, es de nunca acabar, porque encontrar esas cosas implica alinearse con la propia esencia, y en un borderline, no hay esencia, es un camaleón que adquiere la personalidad complementaria a la de la “persona significativa” que surja en ese momento (pareja, terapeuta, mejor amiga) y el cambio sin rumbo nunca termina.
La mujer u hombre que sufre de este tipo de trastorno (llamado borderline o trastorno limite de la personalidad) va dejando un tendal de personas a quienes perjudican (porque prometen lo que luego no pueden cumplir), y van generando relación tras relación frustrada a lo largo de sus vidas hasta que, en general luego de los 50 años, tiran la toalla y se recluyen en una vida de soledad afectiva (para dejar de fallarle a la gente y dejar de intentar relaciones que saben que no van a prosperar porque no saben mantener ningún curso estable en su vida, y una relación de pareja implica mantener el curso estable elegido con ESA persona, en ESE estilo de vida; todo lo que huela a rutina es veneno para una borderline)
Para no caer tú en una relación con una mujer u hombre borderline, y dado que no vienen con un cartel en la frente que los identifica, sino que al contrario, son encantadores y muy seductores y pasionales al inicio de la relación, te puede ser útil saber como individualizarlos, para evitar comprometerte afectivamente con ellos, y para ese fin te recomiendo leer estos artículos: http://robertolazar.com/?s=Borderline

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