Imaginate una balanza con dos platos.
Imaginate ahora que existen unas monedas llamadas “valores” en lugar de llamarse dólares o yens o marcos o pesos y no miden dinero sino cuánto vale algo.
Si en un plato colocas viente valores y en el otro colocas ocho, la balanza se inclina hacia el plato donde pusiste más valor.
En las relaciones de pareja, hay algo que tiene que ser parejo (de ahí sale el nombre) y es la cantidad de valor que cada uno aporta a la relación. En caso contrario la relación se convierte en una relación de abuso, y quien pone más valor se siente abusado/a por quien pone menos valor a la relación.
Cuánto vale lo que cada cual aporta a la relación es subjetivo dado que cada ser humano valora diferentemente el dinero, la inteligencia, la belleza, la sexualidad, la capacidad de cuidar de los hijos, o cuidar del hogar, o las habilidades sociales del otro, etc etc etc.
Por ejemplo: en el matrimonio tradicional que existía como norma general durante siglos y hasta hace poco, de la mujer se esperaba que fuera una buena esposa que cuida de su marido y una buena madre que cuida de sus hijos y una buena ama de casa que cuida de su hogar, y del hombre se esperaba que fuera un buen proveedor y fiel.
Si ambos cumplían sus roles bien, ambos consideraban la balanza equilibrada.
Uno de los factores que más daño causa en la estabilidad, continuidad y felicidad en las relaciones de pareja es cuando una de las partes se siente abusado porque cree que la otra parte le está exigiendo poner en su platillo más de lo que la otra parte pone en el suyo.