Hay un cartel con un chiste que vi una vez en FB (pero que como muchas cosas dichas “en broma” tienen un fondo de gran verdad) que decía algo así como “después de diez relaciones fracasadas se te regalará un perro como mascota para que puedas recibir amor”.
Hay mujeres (seguramente hombres también) que luego de varias desilusiones amorosas, o después de una desilusión muy fuerte, dudan tanto de su capacidad de llevar adelante con éxito una relación de pareja, que caen en el chiste mencionado arriba, solo que en lugar de (o además de) perro mascota, eligen a un hombre “mascota” como pareja, el tipo de hombre inferior en algún rubro importante que con tal de estar con ella, le dice a todo que si, igual que los perros hacen con nosotros (y por eso nos sentimos tan queridos por ellos).
No digo que está mal tener un perro para recibir amor mascotero incondicional, ni un hombre mascota para recibir amor mascotero incondicional, no hay nada “malo” en ello.
Digo que ningún perro realmente sustituye a un hombre Hombre en una relación genuina de pareja, y ningún “hombre mascota” sustituye a un hombre Hombre en una relación genuina de pareja.
Y que no importa cuantas veces hayamos fracasado siempre podemos aprender lo necesario para no caer en los viejos hábitos de destrucción de nuestras relaciones de pareja,
1) sea por elegir mal la pareja (involucrarse con alguien que tenía un defecto descalificatorio el cual se podía prever desde el inicio con las pistas que teníamos),
2) sea por no saber llevar constructivamente la relación (como consecuencia de tener programas disfuncionales de pareja que hemos adquirido resultante de la crianza que tuvimos, y que no hemos sabido superar con terapia) o
3) sea por ambas cosas.
El hombre mascota
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