Hay dos tipos de personas:
1) quienes con la idea de que “el que busca, encuentra”, se ponen metas claras en la vida, en todos los rubros, económico, pareja, hijos, salud, etc, etc, y luego en cada momento se preguntan si eso que se le presente a delante favorece o no la consecución de las metas respectivas propuestas para saber si decir si o no a “eso” que la vida le presenta.
2) los que confían en que el Universo, Dios, la inteligencia universal, el destino o como quieras llamarlo, vaya llevándolo a las experiencias adecuadas para vivir, y confían en que “eso” que la vida les presenta siempre es lo “adecuado para ese momento de su vida”.
El primer tipo lo imagino con un bote con motor, con un timonel y un mapa y las cosas claras sobre lo que quiere.
El segundo tipo lo imagino como un velero donde todo depende del viento porque ademas, no hay un mapa a bordo, o si lo hay, no hay un destino elegido para el viaje. Y el énfasis esta en viajar, mas que en llegar a destinos. Es mas, el timonel deja el timón muchas veces solo como para que el viento maneje y dirija al viento para donde sople.
Obviamente el primer tipo de personas logra metas mucho mas que el segundo.
El segundo disfruta mas del presente que el primero.
Como en tantas clasificaciones posibles, lo ideal esta en la dosis y ambas opciones son buenas en cantidades diferentes y en momentos diferentes de la vida.
Los del grupo 1 deben aprender que el Universo tiene SUS planes para con nosotros y por lo tanto lo que uno planifica es “si Dios lo quiere” (usando Dios como equivalente al “poder superior que maneja el Universo y donde a veces uno juega un papel en ese plan, para ser parte de la vida de otro, por determinado tramo, asi sea un encuentro de una hora o una relación de 10 años o un hecho concreto puntual necesario para el crecimiento de la otra persona o el de propio de uno mismo).
Los del grupo 2 deben aprender que Dios ayuda al que madruga y el viaje si solo se confían en el viento, puede terminar encallado en las rocas o con el barco hundido.
Porque existe la inteligencia universal y sus planes pero también el libre albedrío y esto, la vida, es como una “escuela de aprendizaje del buen uso del libre albedrío” y los haraganes que dejan todo en manos de Dios, ni salvan el “curso de aprendizaje de la vida”, ni les tiende a ir bien.
Timon, motor, mapa y viento
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