El filósofo Serge Latouche dio una conferencia recientemente sobre el tema pero no se necesita ser filósofo ni renombrado psicólogo para saber que una de las formas en que el ser humano intenta tapar sus agujeros emocionales es consumiendo objetos, comprando cosas.
Ahora ponete en los zapatos del gerente general de una enorme compañía de fabricación de medicamentos (industria farmacéutica). Tu objetivo (te pagan millones cuanto más lo logres) es vender cuantos más medicamentos posibles.
¿Que te conviene?
¿Que la población sea más enferma o más sana?
La respuesta es obvia: cuanto más enferma sea la gente más va a consumir lo que vos vendes: medicamentos.
Por eso el real objetivo de la industria farmacéutica no es sanar, es que la gente esté lo más enferma posible y lo que sea que enferma a la gente sirve para ese objetivo y será financiado y promovido a través del lobby político (lease sobornos a políticos) y de la financiación de movimientos que promuevan formas de vida que enfermen (y lo físico y lo mental están íntimamente relacionados, es difícil tener un cuerpo sano cuando las emociones y lo psicológico están enfermos)
Exactamente lo mismo pero multiplicado por cien es lo que piensa la élite dueña (mediante compra de acciones) de las principales industrias y sistemas de comercialización: cuanto más agujeros emocionales y por lo tanto más infeliz sea la gente más vamos a vender DE TODO (no solo medicamentos).
Y como generamos gente infeliz?
Con niños criados en familias rotas, con niños criados solos porque ambos padres están todo el día fuera trabajando, con parejas rotas (una de las principales fuentes de felicidad es estar en una relación de pareja comprometida y feliz) a través de promover relaciones de pareja light de “uso y tiro”.
Ahí podes entender mejor cuestiones como porque Rockefeller hace ya 50 años fue uno de los principales financistas del incipiente movimiento feminista radical.
Y porque en general la élite fomenta los valores (que en realidad son antivalores) que hoy damos por sentado como representantes de la “modernidad”.
Somos como ovejas desneuronadas llevadas por pastores inteligentes que desde hace décadas sabían cómo hacer para enriquecerse aún más a través de criarnos con agujeros emocionales.
El crecimiento personal también pasa por entender el contexto de los “valores” que te quieren meter en la cabeza.
Tanto más infeliz una persona tanto más necesita consumir
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