En el posteo anterior titulado HAMBRE, hable del hambre espiritual de tener sentido para la propia vida. Ahora propongo cambiar la metafora del hambre por la sed (mismo perro, otro collar). A veces los naufragos que pasan cierto tiempo en una balsa esperando el rescate tienen tanta tanta tanta sed que terminan intentando paliar esa sed tomando agua de mar. Y el agua de mar enferma. Y asi mueren antes de poder ser rescatados.
Con la sed de respuestas a nuestra necesidad de tener un sentido para la vida pasa igual, y aqui el “agua de mar” son las religiones y sectas que andan en el mercado que nos dan unas respuestas empaquetadas y dogmaticas que pretenden solucionar nuestra sed y temporariamente lo logran, porque uno se puede convencer de lo que sea que quiere creer (de ahi el dicho que “el conyugue engañado es el ultimo en enterarse” y “no hay peor ciego que el que no quiere ver”) pero tambien aqui, el remedio es peor que la enfermedad. Cualquiera que pretenda darte “LA respuesta” total y definitiva en lugar de darte pistas y consejos y empujarte a estar continuamente dudando y mejorando tus respuestas sobre las preguntas espirituales, te esta vendiendo agua de mar, paralizando tu capacidad de pensar con tu propia cabeza, y promoviendo una actitud de victima, donde todo el poder y la verdad estan en algun tipo de autoridad externa, sea un libro, un Dios barbudo de unos 60-70 años que vive en un lugar llamado cielo, o el guru de turno. Parte del camino del verdadero crecimiento personal espiritual es aprender a aguantar el dolor de la duda, de no tener NUNCA JAMAS certezas definitivas, de no parar nunca de pensar, de esta siempre en el camino de la busqueda de mas y mas y mas pedazos de la verdad.
Resistirse a tomar agua de mar
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