En situaciones de vida o muerte,
a) los miedos y las preocupaciones sobre el futuro así como
b) las culpas sobre el pasado
se anestesian con
1) la droga generada internamente (en este caso la droga es la adrenalina) y con
2) la necesidad de focalizar toda la atención en el presente.
Si bien claramente no es lo mismo esa sensación de estar “aquí y ahora” de un deporte de riesgo con atención focalizada tipo túnel y donde la adrenalina está fluyendo a mil, que el “aquí y ahora” sereno de la actitud meditativa, la experiencia es suficientemente “gratificante” como para que los deportistas de deportes de riesgo asuman el riesgo de vida o accidente, con tal de poder “meterse”, mediante este “método”, en el “aquí y el ahora” y evadir, mediante este método el a) y b) de arriba.
El problema es que cuando se termina la sesión de deporte, vuelven todos los problemas “evadidos”. Por eso los deportes de riesgo son adictivos.
Crecer es otra cosa.
No “bypasea” los problemas sino que los enfrenta, los elabora y los sobrepasa.
Psicoanalisis a los deportes de riesgo
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