Cuando mi padre era joven, hace 65 años atrás, si vos eras trabajador, honesto, responsable, capaz y ahorrador, te podías volver rico, no necesariamente millonario, pero si muy cómodo, tu propia buena casa, tu casa de veraneo, auto para vos y tu mujer, viajes asiduos.
Cuando yo era joven, también podías conseguir eso pero no alcanzaba con ser trabajador, honesto, responsable, capaz y ahorrador, tenias que ser muy capaz.
Ahora, cuando los jóvenes son mis hijos, dos generaciones después, podes ser capaz, trabajador, honesto, responsable y ahorrador e igual las oportunidades de progreso y éxito están muy recortadas (en comparación a dos generaciones atrás)
Y cuando los eventuales hijos de mis hijos sean jóvenes adultos, si pueden respirar aire limpio, tomar agua potable y comer todos los días comida no contaminada, podrán considerarse dichosos.
Precioso el plan de “progreso” que hemos adoptado, basado en tomar deuda, o sea, los gobiernos tomaban deuda para hacer lucir mejor su periodo de gobierno “a pagar” por “el futuro”.
Seis décadas de ese proceso hace que el que hoy empieza la vida de adulto tiene una economía global enferma, casi fundida, que se mantiene en la unidad de cuidados intensivos dependiendo de una tasa de interés negativa, o sea que el banco te paga menos de lo que se desvaloriza el dinero por la inflación, o sea que lo que sea que hayas ahorrado lo vas perdiendo, de a poco, en lugar de darte una renta.
La total inversión de valores de una economía sana.
Obviamente que esto no podía continuar indefinidamente sin generar problemas y los problemas los vamos a sufrir todos.