Me explico.
Suponete que tres ladrones entran en un banco y toman 10 rehenes y que la policía los cerca y les intima la rendicion.
Los ladrones dicen que no, que si no los dejan salir, van a matar a los rehenes uno a uno.
Efectivamente dos horas después matan al primer rehén.
Ahí la policía inicia el asalto y se instaura una gran balacera, cae muerto de un disparo uno de los ladrones y son capturados los otros dos ladrones. El resto de los rehenes son rescatados sin daños.
Supongamos que alguien ahí dice, “es cierto que los ladrones actuaron mal pero los policías actuaron igual de mal”.
¿CÓmo? – le preguntaríamos
“Si”- suponete que conteste – “porque si bien los ladrones mataron una persona, los policías también. Y si bien los ladrones dispararon decenas de tiros contra los policías, los policías dispararon decenas de tiros contra los ladrones. Por lo tanto ambos hicieron la misma cantidad de daño”.
¿Por que se equivoca totalmente el que dice semejante disparate?
Porque para valorar la gravedad de un hecho y la culpabilidad y la responsabilidad, es crucial saber el orden de los acontecimientos.
Cuales cosas fueron acciones y cuales reacciones.
Comparar “los hechos en si” (balazos, muertos) sin tomar el contexto en general se hace solo por no saber pensar o peor, con la fea intención de intentar disimular la culpabilidad y responsabilidad de los iniciadores de todo el asunto.,
En las relaciones humanas en general y en las relaciones de pareja en particular vale exactamente el mismo principio.
Enumerar los hechos que hicieron de uno y otro lado a veces confunde en lugar de aclarar. Para saber la verdad del asunto es crucial entender, además, el ORDEN en que sucedieron las cosas, porque eso clarifica las responsabilidades del que agrede y del que responde a la agresión.