Me encanta debatir con gente que estando informada de un tema y teniendo una actitud abierta a la búsqueda de la verdad, opina diferente que yo.
Porque se que
1) o voy a aprender algo que no sabia o no había visto desde determinado punto de vista (el del otro que debate conmigo) o
2) voy a poder enseñarle a esa persona a verlo desde donde yo lo veo y analizo al tema.
Sea como sea, el tiempo invertido habrá valido la pena.
Pero cuando detecto que la otra persona habla desde sus prejuicios o desde sus deseos, y no desde el análisis de la información que ha recabado (o porque no se tomó el trabajo de informarse del tema o porque no tiene la capacidad de análisis lógico de esa información, usando la capacidad humana de que no hay peor ciego que el que no quiere ver, o no tiene la capacidad o disposición para cambiar de opinión cuando la evidencia así lo requiere), me rehúso a perder mi tiempo y me retiro de la conversación.
Y te recomiendo la misma estrategia, porque jamas podes debatir constructivamente con alguien que cree adecuado tener una opinión aun cuando es ignorante de la información requerida para tener una opinión o cuando prefiere tener razón a alinearse con la verdad.
No existe debate posible entre “juicios” y “PRE-juicios” (y no hay juicio inteligente sin haber recabado previamente los conocimientos o información sobre el hecho que hay que juzgar) y no existe debate posible entre “razonamientos” y “dogmas”.
No siempre debatir es útil
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