Caso 1) Supongamos que andas acusando a tu pareja una y otra vez de cosas que no te hizo.
Tarde o temprano, por mas que te quiera, se va a alejar de ti y de la relación que tiene contigo.
Hasta ahí es lógico ¿no?
Caso 2) Supongamos que tu pareja SI te hace eso de lo que vos lo/la acusas, pero la mitad de lo que vos sentís que te hace y de lo que le acusas. Ahi estamos exactamente en el mismo caso que en el caso 1, ya que ese exceso de “culpa” que vos le asignas a lo que hace es igual de invento que las acusaciones en si del caso 1.
En este caso las acusaciones infundadas y tus represalias no son por inventar la calidad de sus agresiones (que tipo de cosas hizo mal tu pareja) sino la gravedad (cantidad, en lugar de calidad).
Mismo perro, otro collar.
Si tenes asignaturas pendientes de tu niñez en el rubro de “eso” que no te gusta de tu pareja, y te crees por eso con el derecho de andar mortificando y “castigando” a tu pareja, poniendo en la misma bolsa las agresiones que te hicieron de niño/a (sea tu padre, o tu madre, o quien haya sido) con las que te hacen ahora para poder descargar las rabias de tus asignaturas pendientes en tu pareja, te tengo malas noticias.
Vas a terminar solo/a.
No acuses a tu pareja falsamente porque el precio es alto
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