Ejemplo: durante siglos eran los padres que arreglaban el matrimonio de sus hijos e hijas. Nos parece hoy inaudito y sin embargo eso de casarse por la droga de dopamina en el cerebro, llamada enamoramiento, no lleva a mejores resultados, según ha demostrado la práctica, que el que te elijan pareja basada en la compatibilidad de los valores y costumbres de vida que has mamado en tu infancia a través de las familias respectivas.
El enamoramiento desaparece, en el 99% de los casos, antes de los 5 años y el matrimonio dura 50 años. En los siguientes 45 años la “compatibilidad” juega un rol mucho mas importante, en cuanto a la felicidad matrimonial, que el enamoramiento inicial y la calentura sexual inicial.
Otro ejemplo: el patriarcado familiar y la figura de “jefe de familia”.
Parece anacrónico injusto e inadecuado para generar felicidad familiar, visto a la luz del feminismo que postula que hombres y mujeres somos iguales.
Sin embargo ahora, a la luz de la experiencia, hay cientos de MILLONES de mujeres que una vez divorciadas y que tienen la TOTAL JEFATURA del hogar, añoran poder tener un hombre protector al lado que las alivie del rol (los hombres divorciados tampoco son felices pero eso de tener que tomar todas las decisiones y que toda la responsabilidad recaiga sobre ellos NO ES la causa de su frustración o infelicidad).
La jefatura (sobre una familia o una empresa) implica la necesidad de tener habilidades masculinas como visión a largo plazo, pensamiento abstracto racional y menor sensibilidad (para poder sacrificar cosas, ejemplo, un general que decide una batalla donde sabe que van a morir 10 mil jóvenes soldados, cada uno que es hijo de alguien, hermano de alguien, novio de alguien, y lo hace porque esa batalla es importante en la guerra, mientras que una mujer por su natural mayor empatia va a sufrir imaginando cada caso de cada familia que pierde a ese integrante en la batalla y le costaría mucho mas tomar la decisión, por algo no hay tantas generalAs mujeres a cargo de ese tipo de toma de decisiones)
En las viejas épocas el manejo del poder en las familias se hacia mas parecido al ejemplo de un presidente y sus ministros, el presidente delega en sus ministros áreas de poder ejecutivo (ejemplo la mujer tradicionalmente estaba a cargo de la educación de los hijos y del manejo de la casa) pero el presidente siempre tenia la ultima palabra sobre los grandes lineamientos estratégicos, de todas las áreas familiares.
¿Como se maneja hoy?
Teóricamente por consenso.
Prácticamente, por manipulación indirecta del poder.
¿Por qué digo esto?
Porque no siempre el diálogo e intercambio de opiniones lleva a que ambos estén de acuerdo sobre que es lo mejor hacer.
¿Y ahí como se decide?
¿Tirando una moneda?
No, no creo que la gente decida asi en la práctica.
¿Entonces?
Entonces uno de ambos “cede”.
El que tiene mas para perder si se genera algún tipo de conflicto entre esposo y esposa.
Puede ser que el esposo tema a que la mujer le quite el sexo.
Puede ser que la mujer tema a que el hombre haga (…. llená los puntos suspensivos….)
Puede ser que alguno tenga menor resistencia al conflicto emocional y caras largas que el otro y por lo tanto le “duela” mas la irresolución de conflictos y por lo tanto ceda antes que el otro.
Lo veas como lo quieras ver, en estos casos decide al final el que tiene mas poder manipulativo de la situación (por poder emocional, intelectual económico, sexual, lo que sea que puede disponer mas que el otro) y el otro “cede” para no tener un problema.
Y la verdad, no le veo a este sistema mas justicia que al patriarcado anterior.
Por eso lo del titulo: las viejas costumbres humanas no siempre son tan estúpidas como parecen.
Las viejas costumbres humanas no siempre son tan estúpidas como parecen
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