Cuando tenia 15 años, estaba en USA viviendo por 6 meses y ahí acompañando a mi “hermana” Sheila, de la familia que me acogía por el programa de intercambio, fui a la ciudad (vivíamos en los suburbios de San Diego) y mientras ella hacia las compras entre a una librería y recorriendo vi un estante que decía “Hipnosis”.
Algo me llamó la atención (recuerdos del futuro) a esos libros, los hojee y compré cinco.
Cuando volví a casa me los devoré y me dije “yo puedo hacer esto”.
Empecé a practicar hablándole a una silla (en ingles, mi idioma natal es el español pero ya hablaba fluido ingles en ese momento).
Una semana después me acerco a mi otra “hermana” Brenda, de 14 años, que estaba con una amiga, y le cuento que estaba aprendiendo a hipnotizar, a ver si me permitía practicar con ella.
Me dijo que si, y tuve total éxito.
Agarre viento en la camiseta seguí practicando y un mes después era el momento de volver al Uruguay y hasta practiqué hipnosis en el avión con los compañeros que volvían conmigo.
El siguiente año retomé los estudios y a mi compañero de estudios, Jorge, que estudiábamos todas las tardes juntos, le pregunte si me dejaba practicar con el la hipnosis.
No le conté el motivo de mi pedido ni lo que quería practicar (mal yo, no estuve ético ahi, pero era un adolescente todavía, me lo “perdono” por eso)
Me dijo que si.
Lo que quería practicar era mi primera sugestión posthipnotica.
Lo hipnoticé y llegué con el al grado mas profundo, el sonambulico (hay pruebas que te indican el grado de profundidad de la hipnosis que esta la persona) y ahí le di la siguiente orden: “ahora voy a contar hasta 3 y cuando termine de contar te vas a despertar, te vas a sentir perfecto y no vas a recordar nada de que fuiste hipnotizado pero mañana, cuando entre el profesor de matemática a clase, me vas a pedir mi número telefónico”.
Le repetí la orden varias veces y lo desperté.
Seguimos estudiando, se fue y al día siguiente yo estaba muy excitado pensando si iba a funcionar o no el experimento.
Nos sentábamos en la ultima fila y la puerta de entrada estaba adelante a la derecha en la diagonal opuesta.
Jorge se sentaba al lado mio a la izquierda.
A Jorge si lo despertabas de repente a las 3 de la mañana y de sopeton le preguntabas mi número telefónico, te lo iba a decir porque me había llamado gran cantidad de veces.
Por eso es que sabia que si me llegaba a preguntar mi número, no podía ser casualidad y menos que menos si me lo preguntaba justo en el momento en que le había dado la orden de hacerlo.
Termino la clase anterior, estábamos en el recreo y yo con la adrenalina a full, estaba por entrar el profesor de matemáticas.
Y entra.
Y en ese preciso momento Jorge levanta la vista Y CON LA VOZ MAS NATURAL DEL MUNDO me mira y me pregunta: “Roberto, cual es tu número de teléfono”?
Yo ahí me sentí el Pele de la hipnosis (no digo el Maradona o el Messi de la hipnosis porque esos jugadores todavía no existían, quizás no eran ni nacidos)
Y mantuve mi calma y, ya llevado por el “gen de la psicología” (aunque lejos estaba todavía ni siquiera de sospechar que algún día me apasionara el tema de la psicología) le pregunte, con la voz mas natural que me fue posible “Jorge, ¿porque me preguntas mi numero de teléfono?”
A lo que el respondió con un tono como diciéndome “que pregunta idiota que me haces” diciéndome “pero Roberto, para llamarte luego a ver que hora nos encontramos en tu casa de tarde para estudiar”.
Jorge no solo sabía mi número de memoria sino que todas las tardes nos reunimos para estudiar a la misma hora.
O sea que el motivo que se dio a si mismo para llamarme, le podía sonar “normal” a cualquiera que estuviera presenciando ese diálogo pero yo sabía que de normal no tenia nada, que Jorge simplemente estaba cumpliendo con algo que había sido grabado en su inconsciente, en este caso, por sugestión posthipnotica.
Ambos estábamos en preparatorios de ingeniería, ambos luego estudiamos ingeniería, ambos terminamos siendo ingenieros pero ese experimento quedo grabado para el resto de mi vida como una gran enseñanza sobre
1) como uno no tiene NI IDEA de cuales conductas realiza motivado por el inconsciente
2) como uno SE EXPLICA A SI MISMO de la manera que sea esas conductas para que “parezcan normales y lógicas” cuando en realidad de lógicas no tienen nada sino que estamos actuando como títeres de nuestro inconsciente.
Veinte años después, ya inmerso en el estudio de la psicología, me resulto fácil entender como las personas que están inmersas en un trauma emocional infantil fuerte que genera una ASIGNATURA PENDIENTE, actúan en su vida en general como Jorge actuó en ese momento puntual, pensando que “eligen” lo que hacen libremente cuando en realidad solo siguen un “guion inconsciente”, del subpersonaje autosaboteante destinado a tratar de sanar una herida de la niñez por mecanismo que jamas sana, que es repetir la historia de la niñez (como actor o como víctima) reclutando a las personas y circunstancias adecuadas para ese fin.
Si vos me preguntaras a que me dedico yo en mi función de consultante sobre temas psicológicos, me describiría como un “deshipnotizador”, para LIBERAR a la gente de sus guiones inconscientes (para lo cual primero tenemos que descubrirlos) y para DESPERTAR a la gente de sus programas hipnóticos inconscientes.
Posdata: en mi adolescencia usaba la hipnosis como divertimento, en las fiestas o reuniones de amigos, que me pedían que hipnotizara (haré otros posteos contando otras cosas que aprendí sobre la mente en esa época de adolescente, justamente a través de usar la hipnosis). De adulto ya no lo hice mas, perdí el interés en el tema, y las únicas poquitas veces que lo use terapeuticamente fue para hacer regresiones a la infancia a épocas muy tempranas.
Desde hace décadas mi interés por la mente pasa por la psicología y la neurociencia, pero la hipnosis fue mi introducción al fascinante mundo de la mente humana.
Posdata: eso que ves en la TV que el hipnotista hace un pase mágico y la persona ZAS queda hipnotizada son pamplinas.