No hay respuestas buenas a preguntas mal hechas.
Hacerse bien la pregunta es ya el 50 por ciento de la solución.
Ejemplo: ¿como hacemos para que todas las personas que viven en este planeta tengan como mínimo un nivel de clase media en lugar de tener mil millones de personas con hambre que viven con menos de 2 dolares por día?
Ahí empezamos a discutir entre izquierda y derecha.
Los de izquierda dicen el correcto argumento de que no puede ser que por la mala suerte de haber nacido de una familia muy pobre ese niño y futuro adulto tenga que vivir mal así que hay que sacarle el dinero a los que tienen para repartirlo entre los que no tienen.
Los de derecha dicen su también correcto argumento que lamentan mucho la situación de los pobres pero que ellos se rompen el alma trabajando y no les parece bien que tengan que mantener a otras personas que no hacen el mismo esfuerzo que ellas.
Los de centro a veces apoyan a los de centro izquierda, movidos por la empatía hacia los que sufren, y ahí gana la centro izquierda, y en la próxima elección, cansados de que le saquen tanto dinero ahí votan a la centro derecha, y luego a la centro izquierda y luego a la centro derecha y el problema jamas se soluciona y todos quedan frustrados.
¿Que pasa?
Lo que pasa es que la pregunta fue mal hecha.
La pregunta adecuada hubiera sido: ¿Cuantas personas debemos ser en el planeta y a que personas se le debe dar el permiso para tener cuantos hijos de acuerdo a cuales condiciones de modo que cada ser humano que nace tenga las condiciones para poder desarrollar sus plenos potenciales?
Porque ahi en lugar de pensar en cuanto sacarle a Pedro para darle a Juan y a Carlos, nos pondríamos a pensar en como Pedro Juan y Carlos, si quieren traer hijos al mundo, deben cumplir con determinadas características lo cual hará que si realmente quieren tener hijos miren menos partidos de fútbol por TV y menos reality shows e inviertan su tiempo y energías en formarse como seres humanos aptos para ser padres y madres adecuados.
Y recién AHÍ reciban el “permiso para tener un hijo” de la misma manera que no cualquiera sale a manejar un automóvil solo porque se le antoje, si no que por ley lo obligamos antes a sacar un “permiso para manejar un automóvil” aprendiendo como se hace eso.
Porque si uno sale a manejar sin estar preparado puede dañar a alguien.
Y manejar la vida de nuestros hijos es cien veces mas difícil que manejar un automóvil, por lo cual para dar el “permiso” para tener un hijo, yo obligaría por ley a tomar un curso cien veces mas amplio en tiempo y energías invertidas que en el curso que hacemos sobre como manejar un automóvil.
La solución pasa por saber hacerse la pregunta adecuada
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