La importancia de los rituales

Para que la mente de uno realmente entienda que un ser querido murió, nos hemos inventado el velorio y el entierro, donde VEMOS al cuerpo muerto y donde VEMOS como se lo entierra bajo tierra.
O sea, no alcanza con intelectualmente entender que terminó una etapa y empezó otra, hay casos en que hay que entenderlo además con “rituales” que son “experiencias de vida” generadas para llevar la información y grabarla directo al inconsciente.
De similar manera nos hemos inventado muchos rituales que progresivamente y lamentablemente han estado cayendo en progresivo desuso justamente porque la gente no entiende la importancia que para el inconsciente tienen los rituales.
Por ejemplo, el ritual que en todas las sociedades existía en una forma u otra, en que el adolescente dejaba de serlo y adquiría las responsabilidades del adulto. No es raro que vivamos hoy una epidemia de supuestos adultos que son totalmente inmaduros como eternos adolescentes.
Otro ejemplo: las relaciones de pareja.
En una relación de pareja hay dos grados de profundización del vínculo:
1) el compromiso
2) el casamiento.
Muchos jóvenes de hoy deciden vivir juntos y hasta tener hijos y/o comprar un apartamento en común en cuotas SIN pasar por ninguno de esos rituales que le “avisan” al inconsciente que su vínculo ha llegado a niveles más profundos de compromiso.
1) en el intercambio de anillos del compromiso, el mensaje mutuo y a la sociedad es que uno está realmente planificando tomar la decisión de atar los destinos con esa persona.
2) en la ceremonia del matrimonio uno se dice formalmente a si mismo, a su pareja y a la sociedad, que ambos han decidido que, salvo el fracaso de la intención, la intención es estar juntos “hasta que la muerte nos separe, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad”.
Si, es cierto que el 50% de las parejas que se casan se divorcian y que el 80% de las parejas que viven juntos se separan.
Hay dos formas de leer estas estadísticas: la del vaso medio vacío y la del vaso medio lleno.
La del vaso medio vacío es que el matrimonio no te da ninguna seguridad porque el 50% de los matrimonios terminan en divorcios.
La del vaso medio lleno es que el matrimonio genuino, basado en la real intención (que puede fracasar pero que en ese momento se anuncia legal y públicamente frente a familiares y amigos) de estar juntos “para siempre en las buenas y las malas” aumenta la tasa de permanencia en la relación de un 20% a un 50% (porque se separan el 80% de las parejas que deciden vivir juntos sin papeles formales y el 50% de las parejas que deciden casarse).
O sea que casarse aumenta a más que el doble la posibilidad de éxito y permanencia de la pareja.
Y es fácil darse cuenta por que.
No es porque el matrimonio de por sí sirva para algo.
Sino porque la mayoría de las parejas que eligen casarse (hoy que no hay presión religiosa o social enoooorme para hacerlo como hace 100 años atrás) lo hacen porque realmente sienten la intención de profundizar el vínculo que los une a su máxima expresión del “para siempre, en las buenas y en las malas” y como toda relación pasa por “las malas”, aquellos que llegaron al grado de involucramiento suficiente para arriesgarse a prometer frente a si mismos, frente al otro y frente a la sociedad que van a sortear las malas, tienen mas probabilidad de lograr sortear las dificultades inevitables de toda relación, comparados con aquellos que nunca llegaron a tomar semejante compromiso implícito y explícito en la ceremonia del casamiento (si uno no se comprometió a algo, no lograrlo es menos fracaso que cuando uno se comprometió a algo y no lo logró por eso se requiere una disposición especial de compromiso = con + promesa, para animarse a casarse)

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