Hay familias donde AMBOS padres son disfuncionales, solo que uno mas que el otro y en algunos casos ahí vienen grandes confusiones para el niño/a, porque si bien comparado con el progenitor peor, el otro parece bueno y es tomado como el “bueno” por el niño/a, sale luego de adulto a la vida creyendo que ESO es ser “bueno” y no, no lo es (una cosa es ser menos malo que otro, otra cosa es ser bueno o constructivo o funcional en la vida).
Y si vamos por la vida creyendo que ser malo es ser bueno, o ser disfuncional en algún área es ser funcional en ese área de la vida (porque papá o mamá, el “bueno”, era así), vamos a reclutar a malos y/o disfuncionales como parejas y amigos, en esas areas, y vamos a seguir sufriendo las maldades y disfunciones como victimas de ellos o vamos a ser nosotros los malos y disfuncionales, creyendo que somos buenos y funcionales (y, al igual que nuestros padres, poniendo la culpa en el otro en lugar de hacernos cargo).
De ahí que en terapia sea necesario muchas veces tirar del pedestal al supuesto “padre bueno” (o madre buena) que en realidad no lo fue.
Pero es comun encontrar que haya grandes resistencias a ello.
Porque el niño interno se resiste.
Se recuerda que de niño/a, si se hubiera dado cuenta que el padre bueno en realidad era también malo, se hubiera psicotizado del pánico de no tener nadie que realmente lo quiera bien y lo proteja.
Sin embargo no hay otra salida a la compulsión a la repetición que lograr que nos caiga la ficha de que ahora estamos a salvo, porque ya no somos niños y no es imprescindible que al menos uno de los dos padres sea “el bueno” para poder sobrevivir.
Este es un puente muuuuy difícil de cruzar para mucha gente y no hay otra forma de avanzar realmente en nuestro crecimiento personal que cruzarlo.
Entender es una cosa.
Que nos caiga la ficha realmente, es otra.