Durante los últimos cuatro mil años lo masculino se priorizó frente a lo femenino.
Cuando eso sucede se dice que uno vive en una cultura patriarcal.
Donde lo que importa es la autoridad, la obediencia, el poder, lo racional, en fin, los valores masculinos.
El sistema patriarcal ha llevado al mundo al borde del precipicio, o mas bien, a estar ya hace años cayéndonos en cámara lenta por ese precipicio.
La alternativa al patriarcado no es la desvalorización de los valores masculinos, que es lo que está pasando hoy en día.
La alternativa al patriarcado es la revalorizacion de los valores femeninos de solidaridad, empatia, nutrición, ecología en contacto emocional con la naturaleza, intuición, y paciencia (entre otras muchas).
Antes teníamos una falta de valores femeninos en el mundo.
Ahora estamos aun peor, también faltan los valores masculinos (y hasta está “de moda” ser gay o transexual, como metafora de lo que está pasando a nivel inconsciente colectivo en la humanidad)
Yo soy recontra masculino, me manejo cómodo con el poder, lo racional, el ejercicio de la autoridad, la lógica, los planes a largo plazo, en fin, con los valores masculinos en general.
Pero siempre he valorado mis aspectos femeninos, sea mi sensibilidad artística, mi sensibilidad emocional (se me caen las lagrimas a veces cuando miro películas románticas), la importancia que le doy al tema del hogar y sus detalles de decoración o cuando me pongo al piano y canto boleros o canciones románticas.
La salida a nuestro mundo pasa por VALORAR POR IGUAL los valores masculinos y los femeninos en lugar de buscar el unisex (ni lo uno ni lo otro) o de atacar o desvalorizar a cualquiera de los dos pilares de la existencia, el YIN (femenino) y el YANG (masculino)