1) Deberían ser los que mas cuidan el matrimonio pero no, tienden a ser aun mas infieles que el hombre promedio, como para probarse en la cama la masculinidad que sienten que no tienen por no ser quienes proveen para mantener el hogar.
2) Son los que peor toman el divorcio (y el que su ex rehaga su vida afectiva con otro hombre), cuando sus infidelidades son descubiertas, porque pierden no solo la familia unida sino la manutención económica (por lo cual quedan tanto peor después del divorcio que lo que estaban antes de el, que no entienden “que tren les pasó por arriba” y no logran llegar a términos con la aceptación de que “ya fue” y el error cometido “no tiene vuelta atrás”).
El sistema actual está predispuesto contra este tipo de hombres
1) porque en el divorcio se tiende casi sistemáticamente a dar la tenencia de los hijos a las mujeres (por lo cual estos hombres quedan con relativamente poco acceso a los hijos)
2) porque en el divorcio se tiende casi sistemáticamente a pedirle al hombre que pague pensión alimenticia por los hijos (aun en los casos como estos en que era la mujer la principal proveedora del hogar).
Es injusto.
Porque les va peor en la vida que a las mujeres mantenidas por sus maridos y que se divorcian por causa de su propia infidelidad.
Vos dirás: y entonces, sabiendo las reglas de juego ¿por que estos hombres no cuidaron mejor de su matrimonio si tanta dependencia tenían por su situación económica y por las leyes del país?
Es que la compulsión es mas fuerte que la razón.
O la compulsión a probar su masculinidad con una mujer que los tome como su “macho”, lo cual requiere una buena dosis de admiración hacia el hombre (la mujer que los mantiene muchas veces tiene una silenciosa actitud de desprecio hacia el hombre al que ella mantiene)
O la compulsión de justificar las infidelidades pasadas del propio padre siendo como él.
O ambas cosas a la vez.
¿Por qué menciono este tipo de situación?
Porque es el mejor ejemplo de lo muy destructivos que podemos ser todos nosotros para la propia felicidad, hombres y mujeres, mantenidos o no, cuando nos dejamos manejar por las compulsiones interiores producto de las heridas de nuestra niñez y las asignaturas pendientes que estas heridas generan en el adulto.
¿Antídoto?
Terapia, con un buen psicoterapeuta.
ANTES de que uno prenda fuego a su vida en algún rubro importante.
Hombres mantenidos por sus mujeres (y las enseñanzas que nos dejan)
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