Ahora que por la presencia de dos de mis hijos en mi empresa trabajo bastante menos, y que ninguno de mis hijos vive conmigo y ya no son mi responsabilidad económica, me encuentro de mucho mejor humor, todos los días, que en el pasado.
Antes y durante 30 años fui el único encargado de mantener mi hogar y a mis hijos y de pagar las cuentas.
Y las responsabilidades y los problemas a solucionar, todos los dias, hacen mella en el humor de uno.
Lo difícil es, y lo admiro en quienes lo logran, tener el buen humor y el buen trato sin excepciones AUN cuando sos el encargado de pagar las cuentas a fin de mes y tener todas las responsabilidades sobre tus hombros.
Muchas mujeres divorciadas me han contado, en las muchas charlas que he tenido por consultas psicológicas y de coaching, como recién aprecian la protección económica del ex (que en países como el mio tienden a ganar mas que las mujeres) cuando tienen que hacerse cargo ellas, después del divorcio, de sus vidas a nivel económico.
Como les cambia para peor el humor y la tolerancia y el buen trato cuando la responsabilidad ahora recae sobre sus hombros.
Como se dan cuenta de lo injustas que fueron criticando el eventual nerviosismo de sus ex sin entender la relación entre responsabilidades y estado anímico.
Y ese es un punto central que al feminismo se le escapa.
Porque es muy difícil estar 8 o 10 horas por día en la lucha por la vida, masculinizadas en la competencia que existe en el diario vivir entre los “proveedores”, como pasa cuando sos la persona encargada de que en tu hogar siempre estén las cuentas pagadas, y luego llegar a tu casa y hacer un switch, y estar dulce, paciente y amorosa con tus hijos, que esperan, y merecen y necesitan eso de sus madres.
Cuando post tercera guerra mundial reorganicemos el mundo, seguramente habrá un permiso especial para tener hijos (no cualquier podrá tenerlos, dependerá de la capacidad real de ser buena madre y buen padre de cada uno) pero a las madres o padres que queden a cargo de los hijos se les pagará por la funcion de ser madre o padre, al menos con hijos menores de 8 años, justamente porque los hijos necesitan una madre tierna, dulce, paciente, con energías, dedicada, y al ser humano le resulta imposible (o al menos muuuuy difícil) serlo si tiene que estar en la lucha diaria por la vida para pagar las cuentas a fin de mes.