En la vida no hay nada gratis (salvo el amor incondicional de una madre cuando es buena madre, de las que cada vez quedan menos).
Lo opuesto a gratis es pago.
Una de las cosas que no son gratis en la vida es equivocarse.
Los errores pequeños nos cuestan pero no nos cambian el presupuesto de vida (para seguir con la alegoría a dinero, como costo)
Los errores medianos ya nos afectan la economía. Requiere esfuerzo recuperarse.
Los errores grandes nos pueden terminar fundiendo y la recuperación, si hay, implica pérdidas irreversibles no compensadas por ganancias posteriores.
Por eso a mis hijos les decía, de chicos, con respecto a los errores, que de los errores chicos hagan todos los que quieran (pero que sean creativos con errores nuevos y traten de no repetir el mismo error), que de los medianos traten de hacer los menos posibles, y que de los grandes, si es posible, no cometan ninguno.