Los que ya tenemos años encima y por lo tanto experiencia de vida, hemos conocido casos de personas que NO cuidaron de su relación de pareja mientras esta duró, pero que luego de separados, quedan afectados negativamente cuando ven a su pareja rehacer su vida afectiva con otra persona.
No apreciaron ni cuidaron de su pareja cuando eran pareja, y en muchas cosas atacaron con sus acciones la propia probabilidad de continuar con la relación, lo cual es un indicio aparente de “no me importa si mi relación de pareja sigue o no”, y sin embargo luego de la separación actúan como si les molestara que su ex tenga OTRA pareja con quien ser feliz o intentar serlo.
Lo del perro del hortelano (no come pero tampoco deja comer) no suena lógico, cuando lo aplican los seres humanos, como en el caso de arriba, que se presenta una y otra vez en la realidad de muchas personas, y sin embargo todo tiene su explicación.
La explicación aquí es que esas personas que no cuidaron a sus parejas pero las celan después, no cuidaron sus matrimonios porque estaban “tomados” por la compulsión a copiar el formato de relacionamiento que tuvieron sus propios padres, pero en realidad se morían de ganas de estar bien en pareja con esas parejas ahora ex parejas, solo que la compulsión era mas grande.
Porque cuando realmente uno piensa que los defectos de su ex pareja no justificaban sus virtudes, o sea cuando uno tomando todo en cuenta no le importa si la relación termina o no, tampoco le debería importar (si tiene un mínimo de coherencia) que luego su ex rehaga su vida afectiva, porque la indiferencia no siente celos, jamas.
El perro del hortelano en las relaciones de pareja
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