Los valores fueron sostenidos tres mil años por la religión.
Lo mismo que la creencia de que somos algo mas que cuerpo y cerebro y la creencia en el karma, o sea que existen consecuencias futuras post muerte según como hayamos actuado en nuestra vida.
En el siglo 20 la religion ha perdido su fuerza, y al mismo tiempo ha aumentado la creencia en la religión de la ciencia cuyo dogma básico es que “si no lo podes medir en el laboratorio, no existe” (lo cual tiene tan poca logica como creer que los microbios y bacterias no existian antes de inventarse el microscopio con que las pudimos ver)
Como resultado, en el siglo 20 han perdido fuerza los valores (no mentirás, no robarás, etc) y la creencia de que ademas de cuerpo y cerebro somos un alma (o ponele el nombre que quieras) y que la vida del alma, y la consecuencia de nuestros actos, sigue después de la muerte del cuerpo.
“El mundo del siglo 21 será espiritual o no será”, dijo Malraux.
Y tenia razón. Porque la combinacion de armas nucleares y bacteriologicas, sin desarrollo espiritual (que es lo que lleva a tener valores y sentido de propósito en la vida), lleva a la autodestruccion planetaria.
La espiritualidad tiene que ver con ocuparse por el significado ultimo de las cosas, por el propósito de la vida en general y de nuestra vida en particular, por si hay un diseño inteligente del Universo y que busca ese diseño y que lugar nos toca en ese plan para alinearnos con el plan.
La espiritualidad tiene que ver con si existe el alma o espíritu aparte de la materia que se deshace luego de la muertes con la consecuencia, para bien o para mal, que tienen nuestros actos en el presente y futuro de nuestra alma.
No se necesita ser religioso para ser espiritual.
Solo recobraremos los valores y saldremos de la corrupcion cuando hayamos logrado que cada uno de nosotros tenga crecimiento espiritual.
No hay crecimiento espiritual genuino sin tener ANTES crecimiento psicológico (si no, se cambia el ego psicológico por el ego espiritual y los problemas de nuestra infancia SIGUEN manejando compulsivamente nuestras vidas y carencias), contaminando nuestras creencias espirituales y usando la espiritualidad para huir de la vida encarnada, porque no sabemos cómo manejarla sin que duela).
Pero con crecimiento psicológico solo no alcanza.
La vida de nuestra civilización planetaria está en juego sin valores y sentido de propósito.
O sea este tema de la corrupción versus valores basados en un redescubrimiento espiritual sin dogmas religiosos es, en definitiva, una tema de vida o muerte para todos y cada uno de nosotros.