A nadie le gusta ser abandonado por su pareja, es mas, es una de las circunstancias mas difíciles que el ser humano puede transitar.
Dicho esto, imaginate que encontras un día todo mojado (día de lluvia) a una persona que vos conoces bien y le preguntas que le pasó que está así, y te dice que lo que pasa es que el viaja en bicicleta a todas partes y como es un día de lluvia, se mojó todo.
A vos que lo conoces bien, te extraña, porque sabes que tiene dinero suficiente para tener y mantener un automóvil de alta gama, y entonces le preguntas por que anda en bicicleta y no en automóvil (imaginando que sera por una cuestión ecológica o deportiva o quien sabe que, pero de ese tenor)
Pero te responde que “lo que pasa es que si tengo automóvil me acostumbro a la comodidad de tener automóvil, no chupar frío en invierno, no mojarme cuando llueve, no tener que esperar ómnibus, no tener los problemas cuando hay paro de ómnibus, etc, o sea, me acostumbro a vivir con una calidad de vida X que de repente, en algún momento del futuro, si no me va bien económicamente, puedo llegar a PERDER, y ahí tendría que andar en bicicleta, y no quiero pasar por el dolor de perder lo bueno que tenia andando en automóvil”
Vos pensarías que le falta un par de jugadores en la cabecita, porque no tiene mucho sentido dejar de andar en automóvil, pudiendo hacerlo, por la posibilidad de perder esa comodidad algún día.
Pues así funcionan los que tienen un gran miedo al abandono, hacen cosas que estropean sus relaciones de pareja con cierta rapidez para que se termine de una vez la relación, o ellos mismos dejan la relación (abandonan para no ser abandonados), porque si existe la posibilidad de perder algún día la relación (y nadie puede asegurarte cien por ciento que la relación que tengas en ese momento sea para siempre) mejor es perderla YA (para estas personas).
Si bien es cierto que arruinando YA la relación de pareja se ahorran tener que lidiar con la feisima sensación del “miedo al abandono” (esa es la motivación inconsciente de su proceder) perderse de estar en relación por el miedo a que algún día se pierda es igual de loco que andar con frío y mojándose en la calle, pudiendo tener automóvil.