¿De que te estás contagiando?

No me refiero a nada físico, sino a lo mental.
El contacto con otras personas nos “contagia” su forma de pensar, su escala de valores (o la falta de ella).
No es algo que se pueda evitar con “voluntad” sino que es un proceso “automático”.
Los padres contagian sus valores y forma de pensar y de ser a sus hijos.
Los amigos contagian a sus amigos.
Las parejas contagian a sus parejas.
El terapeuta contagia a su paciente.
El escritor contagian a sus lectores.
Los cabalistas (estudiantes de la Kaballah) tenían este concepto tan fuertemente asumido que hacían peregrinaciones hacia donde estaban enterrados los huesos de sus “grandes maestros” y se pasaban hooooras y días alrededor de sus tumbas pensando que de sus huesos emanaba “sabiduría” que ellos podían “absorber”.
No se si da para tanto el concepto del “contagio” (para bien y para mal) como eso de los huesos emanando valores y sabiduría pero no me cabe LA MENOR DUDA que entre las personas vivas, eso ocurre.
Por eso en la terapia, algunos terapeutas que han alcanzado alto grado de sabiduría son tanto mas eficientes que el terapeuta “promedio”.
Porque cada minuto de la sesión, están transmitiendo, mas allá de lo que digan cuando hablan (están “contagiando”), la sabiduría de vida que han adquirido.

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