En la psique existe un principio de coherencia, que puede resumirse como un mecanismo que trata de mantener la coherencia entre todo lo que hacemos, todo lo que decimos, todo lo que pensamos, todo lo que sentimos y todo lo que dejamos que nos hagan.
Por el principio de coherencia, la autoestima está muy ligada a la salud del cuerpo.
Se trata de lo siguiente:
si yo no creo que valgo, no estoy dispuesto a decir que “no” a quien pretenda hacer algo que le sirva a la otra persona aunque me dañe a mi. Luego, por coherencia, el sistema inmune cuando detecta a determinadas bacterias, virus o celulas cancerosas (todas ellas entidades vivas con sus propios deseos y necesidades) que tratan de prosperar vivir y multiplicarse a costa de nuestra propia salud, se inhibe de atacar con eficiencia a dichas bacterias, virus o celulas cancerosas para ser coherentes con “el deseo del otro es mas importante que mi propio bienestar”.
El origen de la autoestima es como nos trataron nuestros padres, cuanto amor nos dieron (o sea, por definicion de amor, cuantas cosas sacrificaron POR nosotros porque consideraron que nosotros y nuestro bienestar era mas importante que eso que sacrificaron, sea eso parte de su dinero, su tiempo, sus energias, su paciencia, lo que sea)
Pero la autoestima luego de los 18, depende de nosotros también, y se riega o se deja de regar todos los días con lo que hacemos y lo que permitimos o no que nos hagan.
Posdata: una consecuencia de lo explicado arriba es que los malos padres que no fomentan la autoestima en sus hijos atentan hasta contra la salud futura de sus hijos. Una razón mas para rechazar el sistema actual en que cualquiera puede tener hijos y la cantidad de hijos que quiera aun sin estar preparado para tenerlos y cuidarlos bien.