El ser humano se puede ir acostumbrando a lo malo y aún a lo muy malo o dañino para uno y terminar viviendo en condiciones absolutamente inaceptables sin buscar liberarse de esa situación.
Los casos más usuales de esta situación son en las relaciones de pareja y en las relaciones con una madre o padre tóxico.
También puede pasar en el ámbito laboral.
Y cuando la suerte te acompaña y terminas esas relaciones recién ahí, comparando tu vida actual y tu pasado, te das cuenta lo preso que estabas en esas relaciones disfuncionales.
Las personas más inteligentes no esperan a que la suerte los libere sino que se liberan a sí mismos más tempranamente de esos vínculos disfuncionales.