Hay algunos que dicen; estoy muy viejo/a ya como para enfrentarme a mi propia sombra.
A esos les dedico este posteo.
Esto pasó hace unos 14 años atrás.
Un día recibo una llamada en mi casa.
Una mujer me habla y me dice que me vio por TV hablando sobre temas de crecimiento personal y que su marido estaba a punto de morir por una enfermedad incurable y como me había visto hablando de que nuestros temas psicológicos irresueltos se manifiestan en le cuerpo, quería hablar conmigo para entender que podría ser que lo había puesto en esa situación.
Le dije que lo pensaría y la llamaría de vuelta.
Apunte su nombre y teléfono.
Nunca antes me habían pedido asesoramiento para un moribundo.
Pero en menos de un minuto llegue a la conclusión de que si la inteligencia universal me presentaba esa situación tan inusual, por algo seria. Llamé y acepté.
La señora me pidió que fuera con cierta urgencia porque no sabia cuantos días mas le quedaba de vida al marido.
A la mañana siguiente fui.
Me atendió la señora, joven, de unos 45 años, el marido era ingeniero, tenia 53 (pregunté) y tenia, me explico, una enfermedad muy poco usual, que ataca al sistema nervioso y le paralizaba todos los músculos progresivamente hasta que ya no podía ni respirar, lo que cual requiere también mover músculos, y así el paciente moría.
Que los médicos le habían dicho que no había nada que hacer.
Me llevó a una habitación donde estaba el marido acostado en una cama, paralizado, no podía mover nada mas que los parpados y la boca, estaba con una mascarilla conectada a una botella de oxigeno al lado de la cama.
Imaginate la situación.
Así que le empece a hacerle preguntas, como si fuera cualquier sesión de mis “mapas internos” como llamaba en esa época a mi método terapéutico de una única sesión.
El susurraba sus respuestas al oído de la mujer y ella me repetía en voz alta sus respuestas.
Yo hacia preguntas diseñadas para respuestas cortas.
Te resumo la charla.
Cuando mi consultante tenia unos 13 años, el padre, que era alto gerente de un Banco, perdió su trabajo.
Era el único sostén económico de la familia y el padre se derrumbó psiquicamente con la perdida de su trabajo y en lugar de buscar otro, aunque sea de menor status y paga, se dedico a evadirse bebiendo.
Pasaba todo el día en el bar.
El tuvo que dejar de estudiar y el, su hermano dos años mayor y su madre, que nunca había trabajado antes, era ama de casa, tuvieron que salir a trabajar y tratar de pagar asi las cuentas básicas.
Un año después el padre muere de una cirrosis.
Pasaron dos años mas y la madre, que nunca se pudo recuperar emocionalmente, un día dijo en voz alta (mi consultante la oyó) “así no quiero vivir mas”. Unos meses después se agarro una enfermedad virosica rarisima, sin cura, y murio pocos meses después. Mi consultante quedo como un adolescente de 15 -16 años solo, con su hermano y tuvo que que salir a pelearle a la vida.
Y le fue muy bien económicamente, pudo trabajar y estudiar, se recibió de ingeniero, y gano buen dinero, se caso y tuvo una hija.
El hermano era un tiro al aire.
Perdía siempre toda la plata en negocios que salían mal.
Un día vino a visitar a su hermano menor (mi consultante) y le dijo que tenia un negocio brillante en manos, una importación de no me acuerdo que cosas, pero que no tenia capital., que invitaba a mi consultante a ser socios si el ponía el capital.
Mi consultante le dijo que lo iba a pensar.
En cuanto se fue, la mujer lo increpo “cómo que lo vas a pensar, vos sabes como es tu hermano y como le va con sus negocios, y la cifra que te pidió prácticamente es todo lo que tenemos en la vida ahorrado”.
Sin embargo acepto la propuesta del hermano.
Hicieron la importación y un año después estaban fundidos.
Los dos.
Unos seis meses después, mi consultante descubre que su hija adolescente era adicta a la cocaína.
Un par de meses después cae enfermo de la enfermedad que tenia ahora y de la cual iba próximamente a morir.
El objetivo era entender “porque agarro esa enfermedad”.
Le explique.
Los niños necesitan pensar bien de sus padres para sentirse protegidos por ellos (alguien bobo y/o malo no sabrá o querrá protegerme, piensa el niño). El niño interno herido que todos llevamos dentro también.
De modo que cuando nuestros padres hacen algo malo, tratamos de justificarlos o reclutando gente que nos haga lo mismo, luego de adultos (“no es que mi padre sea malo, es que todos los hombres son así”… o “todas las mujeres son así” o “todas las personas son así”, y que culpa tiene mi padre de ser hombre, mujer o persona?, según sea el caso del intento de justificación)
Otra forma de justificarlos es reclutarnos a nosotros mismos para repetir la película de ese padre o madre que queremos justificar.
¿Que había hecho el padre cuando se fundió económicamente?
Se suicidó. Con la bebida.
¿Que había hecho la madre cuando se sintió emocionalmente abrumada?
Verbalizo lo que sentía, no quería vivir mas, la vida le pesaba demasiado.
Y se suicido con un virus.
El sistema inmunitario, como el sistema hormonal, obedece a nuestras intenciones. Esa es la base de la psicomedicina.
De modo que para poder justificar al padre necesitaba filmar la misma película, protagonizandola.
Pero era muy hábil en los negocios, serio y responsable de modo que fundirse le era muy difícil.
Hasta que el hermano le dio la posibilidad.
Era obvio que NO debía aceptar la propuesta.
La aceptó PARA fundirse y AHÍ suicidarse. Con un virus.
Y ademas con un virus raro, para matar dos pájaros de un tiro y también justificar a la madre.
El agobio de la madre por temas de soledad y presiones económicas insalvables en este caso era la hija adicta.
A la cual quizás hasta invito telepaticamente para que le haga el mandado de entrar en la adicción PARA poder sentirse abrumado como padre.
Logrado el argumento, venia el saldo final de la película.
Morirse tempranamente, abandonar a la hija, igual que su padre lo habia abandonado a el, de adolescente.
Y abandonar a la madre de su hija, su mujer.
Mientras le hablaba le caian las lagrimas.
Quería saber.
Supo.
Cumplí su deseo.
Me fui.
Una semana después recibí una llamada.
La mujer, muy agradecida, me informaba que su marido había muerto pero que había quedado muy agradecido conmigo por mostrarle lo que necesitaba saber.
A que edad es tarde para enfrentar la verdad de nuestra vida?
Jamas.
Pero mejor hacelo mientras no le has prendido fuego a tu vida, por las heridas de tu niñez.
¿A que altura de la vida vale la pena crecer?
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