Tres y media de la madrugada.
Leticia duerme a unos metros, hay un silencio precioso porque el tráfico a esta hora casi no existe y por lo tanto el murmullo constante que trae la ciudad se acalla, el inconsciente colectivo duerme, no me suena el teléfono por consultas de alguien de la empresa y puedo concentrarme en estudiar algún tema nuevo, que para mi, es como subirse a un avión y emprender el viaje volando a un destino nuevo.
Durante 30 años, esta fue la hora en que yo “comenzaba el día”, poniéndome a estudiar (psicología, filosofía, antropología, neurociencia, historia, espiritualidad, religiones, lo que fuera relevante a entender al ser humano y su vida) de modo que para las 7 y media de la mañana, cuando era hora o de llevar a los chicos a la escuela o, cuando ya fueron mas grandes, la hora en que de todas maneras empezaba la interacción con personal de mi empresa para organizar el día, sintiera que ya tenia “el día ganado”, Para mi el día estaba ganado y tenía sentido si aprendí suficientes cosas nuevas como para expandir mi conciencia de las cosas. En los últimos cuatro años, dejé de dormir solo 4 horas por día como hice durante 30 años (que necesitaba eso para tener tiempo de estudiar diariamente cosas nuevas apasionantes) para pasar a dormir lo normal, 6 a 8 horas, y en este nueva etapa mi día lo siento “ganado” si he logrado ayudar a suficientes OTROS a expandir su conciencia.
Pero hoy me desperté a la hora “usual” que hacia durante 30 años y me vino nostalgia de tan linda época de mi vida, con viajes constantes mentales a destinos nuevos.
Mi hora favorita del día , abordando el avión
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