A lo largo de este año y medio en que vengo posteando en FB mis ideas sobre temas relacionados al crecimiento personal y conversando con personas que se dirigen a mi por mensaje privado planteando algún problema en sus vidas y pidiendo consejo al respecto, he pisado mas de un callo.
Porque mi forma de entender la psicología y el coaching es mas de la psicocirugia que del acompañamiento terapéutico.
Y por lo tanto no voy con vueltas ni trato de hacer sentir bien a la persona con la que converso y a las que leen mis posteos sino trato de ser util, comentando mi forma de ver el tema en cuestión.
Hay personas que van al psicólogo o al consultante de crecimiento personal como quien va buscando una mamá o papá sustituto que los contenga y HAY terapeutas y coaches que están para eso en el mercado, para hacer sentir bien y contenidos a la gente, para que puedan contarle sus problemas y ser una oreja atenta, para reasegurarlos que “todo va a estar bien” (cuando hay demanda, hay oferta, y el mercado por lo tanto brinda personas que a cambio de dinero están dispuestos a dar ese servicio; yo nunca entendí como alguien puede realmente sentirse querido por quien de no cobrar, no te da de su tiempo y su energía y sus conocimientos pero si a alguien le sirve, todo bien, la ilusión también tiene su lugar en el mundo y lo demuestra los miles de millones que creen en el cuento nunca demostrado, nunca probado, de que “en el cielo vendrá la recompensa por las buenas acciones” o como diría Woody Allen, pague hoy, consuma después)
Mi sistema es otro, de confrontación rápida y directa con el meollo del asunto, como el que te va a operar a corazón abierto, que no te hace “mimos”, te serrucha las costillas, te abre el pecho, te cambia las piezas falladas por otras que funcionen mejor, todo en aras de tu mejor salud y mejor calidad de vida y felicidad.
Y te duele.
Mi sistema es igual.
Te duele.
Duele ver ciertas verdades sobre uno mismo, sobre nuestros padres, sobre nuestro pasado, sobre nuestras elecciones pasadas y sus consecuencias, sobre las oportunidades perdidas por nuestros errores.
Pero es un dolor útil, la recompensa es poder ver la verdad a los ojos, o al menos ese es el objetivo del ejercicio.
A todos los que se incluyen en el club de resentidos de Roberto Lazar, mis disculpas.
Mi intención fue y es buena, pero siempre asumí que no podes gustarle a todo el mundo todo el tiempo y si estoy aquí, gratis, compartiendo mis conocimientos mi tiempo y mi energía, ese otro costo adicional de la rabia hacia mi de los integrantes de mi “club de resentidos” lo pago con total aceptación de las reglas del juego.
El club de los resentidos
Para ver el posteo original con los comentarios en Facebook hacer click en el siguiente link: https://www.facebook.com/roberto.lazar.5/posts/10210215975016787