La forma usual de victimizarse es reclutar a alguien que tenga el potencial de hacerte algo dañino, luego efectivamente te lo hace, vos protestas, te lo sigue haciendo, vos protestas, te lo sigue haciendo y así por laaaargo tiempo y vos siempre quejándote de lo víctima que sos. La persona con crecimiento personal no hace eso, sino que o no recluta a los victimarios o se separa de ellos rápidamente cuando la otra persona insiste en ponerse en un rol dañino de victimario.
Pero hay una forma aún menos crecida de jugar el rol de víctima. Qué consiste en que “eso” que luego de años vos acusas a la otra persona de habertelo hecho como dañino, vos lo hayas exigido que se haga con frases como “si no hacemos eso me marchito”, o sea que “pedís y exigís que se haga” y luego acusas a la otra persona de ser tu victimaria por haberlo hecho. Esas son las “compulsiones de jugar a la víctima y de andar persiguiendo pseudo victimarios”, y no hay excusas para ello si tenes más de 18 años.
La forma de victimización menos crecida de todas
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