Cada cual tiene sus armas de seducción.
Para la mujer las mas usuales son la belleza y el sexo (también está el hacerle de madre a los hombres-niños)
Para el hombre (me incluyo) las mas usuales son la inteligencia, el poder económico y la fama.
Cuando alguien te aprecia y valora y quiere y se enamora de vos no por tus “armas usuales de seducción” sino por “el resto”, se siente muy bien.
Porque no somos solo nuestras armas de seducción.
Mas bien somos “el resto”.
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