Y todo tiene su dosis.
Hasta lo mas valioso, la capacidad de reflexionar y dudar sobre todo para llegar a “la” verdad, puede ser exagerado.
Y todo lo bueno, exagerado, se torna en malo.
En la vida la reflexión es un medio para un fin, el fin es la acción correcta.
Vinimos a cambiar el mundo para mejor.
Y por el mundo me refiero a esto que nos parece la realidad aunque sabemos, por la física quantica que corrobora las intuiciones místicas de antaño, que no lo es, sino que solo es una representación a nuestros sentidos de una realidad matemática que existe en otra dimensión inalcanzable directamente por el cerebro.
Porque es en la ACCIÓN CORRECTA que nos vamos mejorando a nosotros mismos, puliendo el buen uso de nuestro libre albedrío y de nuestra conciencia moral.
Los judíos lo llamamos “Tikkun Olam”, la “reparación del mundo” o sea arreglar lo que está roto y no funciona bien de este mundo, ayudando al que se pueda ayudar como sea que podamos ayudar (importa poco como lo llames, importa que lo hagas).
O puede ser mejorando al mundo con la creación de belleza.
O con enseñar una verdad a alguien y contribuir a aumentar la verdad en el mundo.
O en acciones de amor constructivo hacia una persona o un ideal.