Abraza la soberbia que hay en ti
porque detrás de ella hay un niño que no fue valorado.
Abraza la exigencia que hay en ti
porque detrás de ella hay un niño que no ha sentido el amor.
Abraza al “agradador eterno” que hay en ti
porque detrás de él hay un niño rechazado.
Abraza la ira y el enojo que hay en ti,
porque detrás de ella hay un niño agredido.
Abraza al solitario que hay en ti
porque detrás de él hay un niño excluido o abandonado.
Abraza el desgano, la apatía, la falta de sentido,
porque detrás de todo eso, está tu niño creyendo ser quién no es.
Abraza el dolor que hay en ti,
porque detrás de él hay un niño lastimado.
No los silencies con pastillas, drogas, alcohol, tabaco, trabajo, o evasiones … aprende a integrarlos, a comprenderlos, a abrazarlos, a liberarlos de su dolor y a mostrarles el camino de la alegría, la verdad y la liberación.
Es el trabajo que entre todos podemos y debemos hacer si queremos sembrar el camino que lleve a construir una civilización viable en el planeta Tierra
Nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos
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