Cuando me veo a mi mismo en mi rol de psicoterapeuta (para ponerle una etiqueta, aunque tengo un natural rechazo por las etiquetas) me veo como un psicocirujano, no como un padre sustituto (y menos aun como “figura referente”).
Trato de poner mis capacidades al servicio del projimo para mejorar su vida extirpando el “tumor” de eso que lo tenia trancado en su vida, en una o mas áreas. Lo mismo que hace un neurocirujano solo que aqui es con el software, no con el hardware de la mente.
No significa que no tenga lindos y buenos sentimientos hacia mis consultantes.
Al contrario.
Si definimos “amor” como la disposición a sacrificar del propio tiempo, energía y recursos para el bienestar del ser amado, creo que queda claro, por el tiempo y energía gratis que pongo aquí en FB, que mi capacidad de amar a quienes me contactan con el objetivo de crecer como personas, es amplia y abundante.
El punto de este posteo (cada posteo es para transmitir UNA idea) es combatir la tendencia a tomar el terapeuta como madre o padre sustitutos.
NO LO SON.
Si le decís a tu terapeuta que te siga atendiendo gratis, no por una semana sino para siempre, no lo va a hacer en el 99.9 % de los casos.
Y un padre o madre no “cobran” por cuidarte y sostenerte y guiarte en la vida.
Si el crecimiento personal es, como es, el apego a la verdad a toda costa, caiga quien caiga cueste lo que cueste, mantener la quimera de que mi terapeuta es mi papá bueno o mi mamá buena, es lo opuesto al crecimiento personal, por la sencilla razón de que es mentira.
Tu psicólogo no es tu padre (ni tu madre)
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