1) toda relación de pareja (o de amistad, o laboral, pero ahora nos centramos en un tipo de relación, el de pareja) genera conflictos, algunas mas, algunas menos. Las que generan conflictos todos el tiempo o muy a menudo son relaciones que deben TERMINAR. Punto y aparte. Las otras necesitan la RESOLUCIÓN de los conflictos generados. Porque una relación dura tanto como dure el tiempo HASTA QUE se genere un conflicto que NO se le ha encontrado resolución: ese conflicto crece con el tiempo (muchas veces bajo la superficie visible) hasta que explota y termina en una infidelidad, una separación o un divorcio.
2) Teóricamente la resolución de los conflictos lo hacen trabajando ambos por igual, a veces mas uno, a veces mas otro, con una cuenta corriente de energía gastada en la resolución de conflictos que se equilibra en el tiempo. Pero a veces no es así. A veces uno descansa en el otro para que sea el otro que le “encuentra la vuelta” a como solucionar el conflicto, buscando el dialogo, razonando con la otra parte las horas que sean necesarias hasta que se “vea la luz por delante del túnel”.
3) El problema, cuando la resolución de conflictos de pareja recae siempre o casi siempre en uno de los dos, es que toda paciencia es finita y cuando al que soluciona los conflictos se le acaba la paciencia, la relación de pareja termina (por eso de que en cuanto aparece UN conflicto que no se encuentra solución, es el comienzo del fin y solo cuestión de tiempo hasta llegar al final).
Posdata: en la mayoría de las parejas en que existe este desbalance en cuanto a cual de los dos es el que se pone las pilas para resolver los conflictos (lo que se hace hablando y hablando y hablando) es la mujer, porque los hombres somos reacios a abrirnos y conversar de nuestros sentimientos. No importa si es la mujer o el hombre a quien le tiran el fardo de ser el “resolvedor emocional de los conflictos”. Tarde o temprano la persona se cansa del rol. Y adiós matrimonio.
Solucion? No hay otra que la parte “cómoda” de la pareja que delega en la otra parte que se haga cargo de la resolución de los conflictos se ponga las pilas y haga su parte (mas toda la parte que “debe” por el periodo en que no se puso las pilas). Fácil de decir y de comprender, difícil que ocurra en la práctica, según mis observaciones de décadas de observar y estudiar como vive la gente.
El problema cuando la resolución de conflictos de pareja recae casi siempre en uno de los dos
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