La frase no es mía.
Es de Gabriel García Marquéz.
Las mujeres entienden esto mas que los hombres.
Si bien la necesidad de sexo es un “hambre” que a veces se siente como deseo de sexo por el sexo mismo, muchas veces acceden a tener sexo como forma sustituta de tener contacto humano real.
Buscando el contacto humano real sin encontrarlo.
Pero los hombres también entendemos de esto.
¿Cuantas veces te ha pasado que luego del sexo “casual” quisieras tener un botón en la cama que se abra para “despachar inmediatamente” a la mujer (como en la película “El lado oscuro del corazón” con el actor Grandinetti) porque lo que estabas buscando es “ponerla” y no una “relación personalizada”?
¿No es triste?
Triste para las mujeres, triste para los hombres y OTRO síntoma de la disfuncionalidad de nuestra forma de vida actual.
No hablo desde ningún pedestal de superioridad moral porque yo estuve ahi muchas veces, con sexo casual vacío de contenido.
Pero en mi empeño de esta etapa de mi vida por llamar a las cosas por su nombre, digo que algo anda muy mal en nuestra sociedad, en nuestras soledades, en la dificultad en lograr una intimidad real que se sustituye por la pseudo intimidad de dos cuerpos desnudos en una cama que nunca se han tocado (ni visto) el alma (nuestra esencia, quienes somos, que pensamos, que sentimos, que tememos, que sufrimos, que anhelamos) uno al otro.
Parte del crecimiento personal es lograr esa conexión humana en cada encuentro con otra persona. A uno lo deja mucho mas nutrido una charla genuina de corazón a corazón, sin sexo, que el mas erótico de los orgasmos vacío de contenido humano, porque ese vacío emocional que se siente en el “después” es un precio demasiado alto para pagar por un rato de pseudo contacto a través del sexo, porque cada desencuentro nos cierra mas el corazón y dificulta mas un futuro con genuina entrega, y porque todos nos merecemos el “yo te veo” de la película Avatar.