Supongamos que uno tiene un subpersonaje “adicto al juego de azar” ( por ejemplo el ludopata que va continuamente al casino a jugar a las maquinitas o a la ruleta)
Y que estamos hartos que nos haga perder dinero.
El asunto no es reprimir al personaje, como si fuera ajeno a nosotros, un intruso.
Sino integrarlo constructivamente a la orquesta interior de subpersonajes.
Imaginate un escenario donde hay una gran orquesta con todos los músicos vestidos impecables, de traje o vestido.
Esa es tu orquesta interior.
Imaginate ahora que entra un músico vestido de vaquero, desalineado, con pelo largo, mal afeitado.
No lo sentimos como “parte de nosotros”.
No entona bien con nuestra autoimagen.
Nos gustaría echarlo.
Pero si lo hacemos es muy probable que nos perjudique de alguna manera. Haciendo ruido mientras la orquesta toca, o de tantas maneras que uno puede sabotear cuando a uno no le reconocen el derecho a existir.
Los personajes internos actúan como seres de carne y hueso, como los niños que cuando jugamos a no verlos, se desesperan y gritan “aquí , aquí, estoy aquí”.
Supongamos entonces que en vez de rechazarlos y hacerlos sentir como intrusos a la orquesta, les hablamos con cariño.
Hola! – “Hola”.
¿Que es lo que realmente buscas?
Lo que yo busco es energía para todo el grupo, porque estamos todos carenciados de energía ya que mamá no nos supo querer bien de chicos.
¿Y como lo logras con el juego de azar?
Porque el dinero es energía empaquetada, y cuando me sale el premio (y a veces sale) siento que todos nosotros ganemos mucha energía junta y eso me hace sentir como que mamá por fin me quiere y nos da la energía que necesitamos.
Bueno, te entiendo, pero te quiero explicar algo; los juegos de azar están diseñados para que al final siempre gane “la casa”; tu intención es buena pero consigue lo contrario, nos perjudica a todos, porque vos te fijas solo cuando ganas dinero, fijate que a la larga siempre nosotros, tu equipo, terminamos perdiendo dinero. Y vos no queres eso ¿verdad?
Ademas, y yo se que no te va a gustar que te diga esto, la ruleta es la ruleta, no es mamá. De modo que la mejor forma que tenes para ayudarnos a estar mejor de energía es dejar de jugar, ¿Podrías hacer eso por el equipo?
El subpersonaje piensa un poco y contesta “Ok”
Y de repente, como en el cuento de la Bella y la Bestia, mágicamente se va toda su apariencia desalineada y queda vestido de traje inmaculado, como el resto de los personajes, integrado constructivamente en nuestra mente.
La cuestión no es reprimir ni rechazar, sino entender las motivaciones profundas de nuestros subpersonajes, aceptarlos, negociar con ellos e integrarlos constructivamente en nuestra orquesta interior.
Posdata: este ejemplo se hizo con un subpersonaje adicto al juego; la idea es la misma con cualquier otro subpersonaje disfuncional, por ejemplo el que busca siempre la pareja “equivocada”; la única diferencia en la historia es la “argumentacion” que usamos al negociar con el subpersonaje.
Que hacer con un subpersonaje “disfuncional”
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