Cuando vos entras a mi casa, ves adornos y obras de arte (no caras, pero si muy lindas) por todas partes.
Cada vez que viajo, me traigo piezas de arte (repito, no caras, pero si muy lindas) para adornar mi casa.
Hoy fui a almorzar y me traje (de un local por el cual pase por delante y las vi y me enamoré) dos obras de arte hermosas (hermoooosaaaas) y entre ambas no gaste mas de 330 dolares (estoy seguro de que en cualquier galería de Nueva York, esas dos esculturas que compré valdrían no menos de 5 mil dólares).
Porque tengo el ojo entrenado para ver y observar donde hay a la venta esa pieza, ese adorno, ese cuadro, ese colgante, esa escultura, que me “enamora” y que no es cara.
Algunas personas tratan a la casa en la que viven como si fuera un hotel donde van a comer y dormir y descansar un rato.
Y no, tu casa no es un hotel.
Quien no cuida, promueve y genera el sentimiento de confort y belleza en su hogar, se está perdiendo una parte importante del disfrute de la vida.