Se trata del rasgo “rescatador”, o “caballero andante en búsqueda de damiselas en peligro” y su equivalente femenino (en el caso de mujeres que caen en las garras de hombres borderlines, la “rescatadora” de los pobrecitos y sufrientes hombres con “problemas emocionales”).
La mujer borderline viene de una niñez con muchos problemas, ha sufrido mucho (no deja de sufrir mucho en toda su vida, de adulta se busca y genera sus propias miserias).
Lo cual es la droga del rescatador, que ama sentirse importante y admirado como el que ha logrado rescatar de sus miserias y dolores y dificultades a su dama, quien por eso le da toda su admiración y su entrega absoluta.
La tendencia a ser un rescatador viene a su vez de una infancia donde no se le generó suficiente autoestima al niño y al adolescente por lo cual se torna en un adulto que siente que para ser querido tiene que poner sobre la mesa algo mas que “si mismo”, en este caso su “capacidad de rescatar a su mujer” con esfuerzo, energía, recursos, etc.
Solo que en el caso de las borderlines, una vez pasada la etapa inicial del “paraíso”, cuando llega el momento en que sienten que “tienen enganchado emocionalmente a su hombre”, ZAS, se termina la magia y se vuelve fría, desinteresada, y/o directamente se va, y muy posiblemente con otro, el primero que aparezca (porque no saben estar solas).
Por lo cual si has tenido una pareja borderline tienes una oportunidad maravillosa para poner energía no en quejarte de tu mala suerte por haber reclutado para tu vida una persona así, sino para autoexaminarte y preguntarte POR QUE te pasó a ti y como evitar que te pase de nuevo.
O sea, para crecer.
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