Nadie nace sabiendo como ser padre o madre.
Y el 99.9% de los padres usan eso como excusa para aprender a ser padres a través del ejercicio de su paternidad o maternidad.
Algo así como si para manejar autos la gente se subiera a un auto y manejara, no en escuela de chóferes, sino directamente ahí, solos, manejando en la calle.
Aprender aprenderia, quizas habiendo atropellado a un par de niños y dos o tres viejitos en el proceso.
Eso ultimo no lo hacemos porque decimos “es ridículo eso, ¿como vamos a utilizar ese método para aprender a manejar?, PRIMERO que aprenda a manejar y DESPUÉS que salga a manejar”.
Con ser padres y madres debiera ser exactamente igual.
Para lo cual debería ser obligatorio acudir a escuela de padres, un curso de un par de años, hecho en serio, donde se aprendería mucha psicología y se haría terapia obligatoria (no podes enseñar lo que no sabes, y si no tenes vos en clara tu propia vida, mal podes manejar la vida ajena, la de tus hijos) lo cual terminaría en un test y pruebas, que se pasan o no, igual que se pasa o no un examen para manejar (solo que el test para habilitarte a “manejar hijos” seria muuuucho mas exigente y exhaustivo que un test para “manejar autos”)
Te voy a compartir uno de mil ideas que se podrian aprender en un curso así.
Si vos le cocinas durante años a tus hijos sin sal o con poca sal, por ignorancia de que la sal deja mas rica la comida, y luego te das cuenta, y arrepentida del daño que le hiciste a tus hijos, los siguientes años le pones a la comida doble dosis de la sal que debería llevar, para intentar “compensar” la falta de sal de los años anteriores, claramente te faltaría un tornillo a nivel mental, cierto?
Un mal mas un mal son dos males, la falta de sal y el exceso de sal son ambos “males” y no se compensan, se suman.
Sin embargo hay madres y padres que les parece “lógico” y de “buena madre o padre” que si se dan cuenta que le fallaron a los hijos en determinado momento de su vida, luego hacen OTRO mal siendo sobreprotectores y hasta ahogadores de la independencia de sus propios hijos, como tratando de “compensar lo anterior”.
No compensan nada.
Agravan el problema, dosis de menos o dosis de mas son ambos males, y los males se suman no se compensan.
Hay diez mil cosas como estas para aprender para saber “manejar vidas” (que esa es nuestra función de padres mientras los hijos viven en el hogar, preparandose para la vida independiente).
Y si queremos un mundo mas feliz, es hora de que entendamos que educar hijos es una responsabilidad que requiere CAPACITACIÓN, como todo en la vida.
Porque de buenas intenciones está empedrado el infierno.