Dime como tienes arreglada (o desarreglada) tu casa y te diré como eres

Dice el dicho “dime con quien andas y te dire como eres”, haciendo referencia a que todo lo que percibimos de nuestro ambiente nos hace sentir bien si coincide con nuestros valores y forma de pensar y sentir y actuar y nos hace sentir mal si son lo opuesto a nuestros valores y forma de pensar y sentir y actuar.
Por ejemplo; si uno es infiel y los “amigos” de uno son todos del tipo que piensa que los valores son importantes y evitar traicionar mentir y engañar a la propia pareja es un valor a cuidar, el infiel se va a sentir incómodo, juzgado, señalado como “culpable de algo” aun si los amigos nunca se lo digan con tales palabras, y por lo tanto mas tarde o mas temprano va a dejar de reunirse con esa gente.
Una persona infiel se siente “cómodo y entre sus pares” con amigos/as que también lo son, donde todos “justifican” sus infidelidades con algún tipo de bla bla bla (“lo que pasa es que …”).
No solo nuestras amigos nos reflejan sino tambien la casa en la que vivimos.
Si tenemos una casa toda desordenada es porque nuestra mente está toda desordenada.
Si tenemos una casa llena de cosas varias de las cuales ya debiéramos haber tirado o regalado, es porque refleja nuestra incapacidad para “soltar” en general o para “discernir” que es importante y que no, o sea refleja una falla en nuestra escala de valores.
Si nos sentimos cómodos en una casa “minimalista” de lineas puras y sobrias, es porque internamente “la tenemos clara” y sabemos separar la paja del trigo.
Si tenemos una casa con paredes desnudas falta de cuadros que la adornen y lamparas colgando del techo sin artefactos de luz decorativos, es porque no tenemos derecho de disfrutar de la vida más de determinado límite.
Si nos gusta y sentimos cómodos en un bar como el que fui hace un par de días atrás para festejar el cumpleaños de mi cuñado, donde las paredes están cubiertas, cada centímetro de ella, con objetos de lo mas extraños, desde un zapato viejo y un vestido viejo, o un libro, o una jarra, lo que te puedas imaginar, cada centímetro de pared y hasta del techo, es porque necesitamos “distraernos” con cosas externas para no tener que pensar en determinadas cosas dolorosas que surgirían en el silencio y la falta de estímulos externos.
Por eso lo del título, “dime como tienes arreglada (o desarreglada) tu casa y te diré como eres”

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