“Ay que lindo, Fulanito quiere tanto a su madre!!! Fijate que vive con ella y la cuida” le dice una madre a su hijo de 15 años, en un almuerzo, hablando de una vecina y su hijo de 40 años que sigue viviendo con la mamá.
Esa madre no necesita decirle a su hijo “no quiero que te realices como ser humano, si queres que piense que sos buena persona, tu obligación es quedarte al lado mio”.
Si la madre se lo dijera en tales palabras, el hijo podría razonar y darse cuenta que esa madre hace todo MENOS querer a su hijo, lo quiere usar egoistamente para SU beneficio personal, y podría contestarle “lamento tener una madre tan egoísta pero no, gracias, tengo derecho a hacer mi vida”.
Pero como ese tipo de mensajes son subliminales, entran directo al inconsciente, y luego el hijo va a hacer una o varias maniobras en su vida (no formar pareja porque ninguna le viene bien, o sabotear todas sus relaciones de pareja, o sabotear su vida económica, de modo que “no tenga mas remedio” que quedarse con la mamá porque igual, no tiene otra cosa mejor que hacer o no tiene medios económicos para ser independiente), pero la verdadera razón detrás de todo es que no le quiere fallar a su madre de modo que su madre piense que es mal hijo.
A las malas madres hay que mandarlas a la mierda, de forma explicita o implícita, pero JAMAS ceder a sus chantajes y manipulaciones emocionales.
Los derechos no se piden, se exigen, y todos tenemos el derecho a la autorrealizacion de nuestras propias vidas.