Aún en el amor más perfecto que puedas imaginar, por ejemplo un matrimonio de 60 años de feliz convivencia, uno muere y la pareja enviuda y quien queda sufre la ausencia de quien se fue.
Por eso me encantó el dibujo que adjunto, porque EN TODO AMOR HUMANO ESTA IMPLÍCITO EL FINAL DE LA RELACION, ineludible, aunque sea por muerte de una de las partes.
Ni hablar de las millones de parejas que fracasan, aun habiendo amor, porque no saben como solucionar sus problemas de relación.
Por fallecimiento o por fracaso de la relación, las relaciones de pareja terminan, mueren.
Amar, a diferencia de lo que nos venden en Disnelyandia, implica no solo disfrute y goce sino también dolor.
Porque amar es ponerse vulnerable, y el miedo a la pérdida a veces duele, y duele también cuando tenes conflictos que no sabes como resolverlos otras veces.
Pero aun asi, si la pregunta es amar o no amar, mi respuesta (y mi actitud de vida) es “por supuesto que SÍ amar!!
Porque la falta de amor enferma que es lo mismo que decir que el amor sana.
Sanar nunca es gratis, siempre requiere de su cuota de dolor.
Ejemplo cuando le decis a un consultante una verdad difícil de digerir sobre sus padres o sobre sí mismo, eso ahí duele. Pero no hay atajos y solo la verdad, a veces dolorosa, nos libera de las ataduras de nuestros subpersonaje a inconscientes con traumas o falsas creencias.
Otro ejemplo de como sanar requiere su cuota de dolor es cuando tenes que operarte, no es nada comodo cuando te despertas despues de la operacion, los puntos, el malestar, pero lo haces sabiendo que ese es el peaje, el costo necesario para estar mejor.
Dolores inevitables de la vida es una cosa, sufrimiento innecesario es otra cosa.
Hay parejas que parecen masoquistas, se quedan juntas sufriendo cuando lo mejor seria separarse. Una cosa es aceptar los dolores necesarios de la vida y otra sufrir masoquistamente e innecesariamente.
El camino hacia la aceptación de los dolores inevitables y la disminución del sufrimiento innecesario en las relaciones de pareja pasa por el crecimiento personal, (para poder evitar los subpersonajes saboteadores, los de uno y los de la pareja de uno), la fidelidad (el cumplimiento de los pactos asumidos, no solo el sexual), el compañerismo (como opuesto al egoísmo), la capacidad de comunicarse mutuamente (para poder superar los problemas), y el aclarar con total cristalinidad, desde el inicio, cuales son los derechos y responsabilidades mutuas y los proyectos y valores que se van a priorizar.