Una de las peores cosas que un padre o madre puede hacer por sus hijos es buscar siempre siempre siempre “ser queridos” por sus hijos.
El temor a no poder aguantar la rabia puntual, y hasta el “te odioooo” de algún hijo o hija que fue frustrado en lo que quería por un “no” del padre o de la madre, lleva a esos padres que temen la desaprobación de sus hijos a no poner los limites que TODO HIJO/A necesita para su buena crianza.
El amor no es decir a todo que si.
Los padres y madres que no saben poner limites a sus hijos les hacen un terrible daño, mal preparándolos para la vida de adulto, donde no le van a decir que si a todo lo que deseen.
Un hijo/a debe aprender que desear algo no es sinónimo de derecho a obtenerlo.
Y por supuesto, todo lo bueno (como el saber poner limites y decir que “no” y tomar actitudes firmes de castigo cuando algún hijo toma por el mal camino) puede ser exagerado y así tornado en malo.
El saber la DOSIS de limites y castigos es fundamental también.
Tanto mas grave la falta (por intensidad o por repetición de la falta), tanto mayor el limite (el “no”, el “hasta aquí llegaste”) y el castigo que es útil y necesario.
Conozco padres y madres que confunden amar a sus hijos con ser “compañeros” o “amigos” de sus hijos, cuando amigos van a tener todos los que necesiten en la vida, y lo que necesitan los hijos/as de un padre es que cumpla su función de PADRE y lo que necesitan los hijos/as de una madre es que cumpla su función de MADRE.